El consumo de alcohol sigue causando tragedias en el tránsito

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Pese a los controles de alcoholemia que se llevan a cabo desde hace años, se sigue comprobando en nuestra zona que el 30 por ciento de los conductores no pasa los test que se realizan, registrándose a partir de allí derivaciones trágicas en las que el exceso de bebidas está presente. En ese sentido, volvieron a conocerse en las últimas horas detalles sobre la muerte de un joven ciclista, embestido por un vehículo cuyo conductor, de acuerdo a las primeras evidencias, se encontraba bajo los efectos nocivos del alcohol en el momento de la colisión.

La Argentina no difiere con la mayoría de los países, en el sentido de la elevada incidencia del alcohol en la siniestralidad vial. En nuestro país más de 5.000 personas pierden la vida en las carreteras y calles cada año. Se estima que más del 20 por ciento de todas las colisiones fatales están relacionadas con el alcohol. Ello significa que una de cada cinco personas que participaron en una colisión había estado bebiendo alcohol por encima del límite legal (0,05 g / dl).

En nuestra provincia se informó en los últimos meses que se avanzará en la elaboración de un proyecto de ley que contempla “alcohol cero al volante” y que será enviado a la Legislatura para su tratamiento, en lo que podría ser un nuevo paso tendiente a enfrentar la estrecha relación existente entre el alcohol y los riesgos del tránsito.

Según se señaló, la nueva norma estará acompañada de otra serie de acciones de tipo educativas y punitorias, tendiente a disminuir la siniestralidad en el tránsito callejero. Oficialmente se admitió que existen lobbies “muy fuertes” para que la ley “no salga”.

De modo que, para evitar una posible disminución de la venta de bebidas, tal como temen algunos empresarios, en la nueva norma se crearía la figura del “conductor designado”, es decir, de la elección de una persona dentro de un grupo, que no tomará alcohol y que se encargará de llevar al resto a sus hogares. Va a haber una campaña muy fuerte para valorizar esa figura, prometen en la Provincia.

Más allá de los análisis que puedan realizarse sobre los alcances de la nueva ley, las trágicas experiencias callejeras, la opinión de los expertos y los datos manejados por entidades viales enseñan con elocuencia que el problema principal en el tránsito pasa por la falta en los conductores de una formación educativa inculcada desde edades tempranas, concretamente en las escuelas.

Se ha dicho ya muchas veces en esta columna que la mayor parte de la vida de las personas transcurre en la vía pública calles, y que para comportarse en ellas la población no recibe formación en ninguno de todos los niveles educativos.

Se conoce que de poco sirven los controles previsibles, que suelen hacerse los mismos días y en los mismos lugares. Las leyes y la fiscalización resultan ser muy importantes, pero mucho más lo sería concientizar cabalmente a la población acerca de los riesgos y responsabilidades que implica transitar por la vía pública. Es de esperar, entonces, que la nueva ley apunte básicamente a ese objetivo. Ello sin perjuicio de que los controles de alcoholemia, mejorados y más eficaces, sigan realizándose y se sancione a los infractores.

 

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