El robo de redes y equipos de servicios públicos está haciendo estragos en la Ciudad

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El robo en nuestra ciudad de tapas metálicas correspondientes a la empresa Absa, de cables telefónicos y de sustracciones que afectan a las redes de internet, de medidores y otras instalaciones de las redes de gas, así como de cables y equipos correspondientes a los tendidos del servicio eléctrico viene afectando en forma alternativa a centenares de miles de usuarios platenses, cuyas viviendas, estudios, consultorios y locales comerciales –entre otros de los inmuebles damnificados- sufren en los últimos meses una imparable ola de delitos, y perjuicios.

En algunos de estos casos podría hablarse de algún tipo de vandalismo ocasional, pero en la mayoría de los episodios debe presumirse que se está frente a una modalidad delincuencial organizada para obtener posteriores ganancias con la venta de los objetos metálicos sustraídos. Y esa organización supone, desde luego, la existencia de reducidores que son quienes integran el último eslabón de esta cadena delictiva, al encargarse de comprar y luego revender los objetos robados.

La empresa Aguas Bonaerenses salió en las últimas horas a denunciar los problemas que ha tenido en distintos puntos de la Ciudad con impacto en la prestación del servicio a los usuarios. Según la compañía, “las vandalizaciones sobre instalaciones de ABSA en distintos puntos de la región son situaciones que se reiteran cada vez más a menudo, afectando la normal prestación del servicio y provocando inconvenientes, tanto a los usuarios como a la empresa”.

Entre los robos sufridos se aludió a las tapas que son “elementos pesados y costosos situados en algunas esquinas, y que permiten a la compañía tener un control de los fluidos”. Destacaron que , además del perjuicio económico por el alto valor de cada tapa, se genera un peligro para todos los vecinos, porque quedan al descubierto pozos en los que puede ocurrir un accidente de distinta gravedad.

Frente a cada incidente de este tipo, la empresa dijo también que se ve necesitada “de destinar trabajadores para solucionar los inconvenientes, generando gastos de reparación y reposición imprevistos, situaciones que postergan la programación de intervenciones sobre demandas de usuarios”.

Como se ha dicho, el planteo formulado por Absa se suma a los episodios denunciados por Movistar, sobre robos de cables que dejan sin servicio de telefonía fija e internet a numerosos usuarios. Al mismo tiempo, Camuzzi y Edelap también vienen sufriendo robos de medidores o parte de este equipamiento, de líneas aéreas y otros elementos.

Está claro que, en todos los casos, los mayores perjudicados son los usuarios. Mientras tanto puede decirse, frente a la falta de eficacia en el combate a estos robos -si es que hubiera algún tipo de combate-, que no acaso no resulta fácil encontrar in fraganti a quienes los cometen. Sólo terminan tras las rejas muy pocos de los autores materiales, si los atrapan en el momento exacto en que cometen el robo.

Sin embargo, se ha dicho también que quienes atacan y roban en las instalaciones de los distintos servicios públicos son el último eslabón de una cadena delictiva que concluye necesariamente en un creciente mercado negro, en el que todos esos metales se comercializan a precios elevados. En esa lógica, pareciera entonces suponer que no le debería resultar difícil a la fuerza policial o de seguridad intervinientes detectar a los reducidores y desbaratar así una modalidad delictiva que está haciendo estragos en la Ciudad.

 

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