"Disfrazar espantapájaros de policía con chaleco antibalas nos indica que algo está mal"

Jorge Luis Vidal, especialista en seguridad pública, analista en Inteligencia Delictual y lucha contra el narcotráfico, se refirió al contexto de la inseguridad relacionado a la formación policial y las políticas.

"No cabe duda de que vivir en una sociedad organizada, libre en cuanto a ideas, acciones y pensamientos, dueña de sus propias decisiones responsables, libre de acciones y consciente de sus obligaciones y derechos, es un ideal que no se da en todas partes del mundo. Nada es completo y perfecto. Donde falta una sobra de la otra. De la paz y el orden, no debemos de olvidarnos. Pero que pasa cuando se subvierten esos valores, cuando la sociedad observa que, por su propia culpa, por su inacción o tibieza, o por mal manejo de la dirigencia política, el Jenga de la normalidad comienza a desmoronarse", se pregunta Vidal.

"¿Qué significa subvertir? Para explicarlo fácil y simple de toda simpleza, algo así como que las cosas se ven o suceden al revés de lo que sería normal y que alguien trabaja, dolosa o culposamente, para que ello suceda. Ejemplifiquemos, sería algo así como que las ratas persigan a los gatos, y que, de alguna forma, con el tiempo, eso comience a verse no tan anormal".

"¿Qué pasa cuando en un estado, como la Provincia de Buenos Aires, se dan estos condimentos, y no me refiero a condimentos como la pimienta, aunque metafóricamente se podría decir que la provincia está picante, y el guiso de la seguridad no le gusta a nadie, ni siquiera se digiere?"

Y señala que "en las ultimas semanas hemos asistido a diferentes hechos protagonizados por gatos, que uniformados y armados deberían estar cazando ratas, pero sucede que subvertidos y corruptos, se olvidaron de ser gatos".

"El pozo en el que siguen cayendo una gran ´porción de los efectivos de la policía de la Provincia de Buenos Aires, da pena y vergüenza. Escuchar que asiduamente y casi como gimnasia diaria jefes de distintas reparticiones hacen cubrir horarios correspondientes a horas de Policía Adicional (POLAD) que debería cobrar el efectivo policial con uniformados que están de servicio, o el reparto discrecional de las horas CORES (compensación por recargo de servicio) que no son recargo, deja a las claras que algo esta mal y que alguien no controla, o que es lo peor, que el saqueo esta institucionalizado y estaría siendo  conocido por toda la cadena", sostiene con enfasis.

"Disfrazar espantapájaros de policía con chaleco antibalas, mejicanear cocaína a narcos para vendérselas a otros, cortar elementos secuestrados con o sin connivencia de alguien de la justicia, para usufructuar parte de ella, salir de “caño” a procurarse otro sueldito como delincuente de a pié o como motochorro, nos indica que algo está mal, muy mal. Ese “algo” se veía venir desde hacía mucho tiempo. En mi caso particular observé que esto se iba a dar hace unos diez años, pero recién tuve oportunidad de expresarlo ante oídos con capacidad gubernamental de decisión, hace unos seis años atrás. Nadie se animó a usar el bisturí a fondo para acomodar e intervenir músculos y hueso. Cada ministro que pasó por la provincia usó su tacho de pintura en la mano izquierda para pintar patrulleros, mientras que en la mano derecha tenía el libro de la conveniencia política, que no habla de seguridad", se explayó.

"Me decía un jefe policial “somos tan culpables como los políticos, por acción u omisión, por desconocimiento o conveniencia. No levantamos la voz, no pedimos el pase a retiro, y les dejamos hacer cosas, aunque viéramos que los anteriores equipos ministeriales como también el actual, sabían de seguridad lo mismos que nosotros de horticultura”. Coincido. Se notaba y se nota. No hay excepciones. En mayor o menor medida horribles todos. Impresentable alguno. Patoteros de tweeter. Felices los narcos. Sufriendo la impericia y la desidia, la población. ¿Cuánto más van a esperar para refundar esta policía, llena de buenos y viejos policías de vocación que se van extinguiendo, mezclados con otros noveles que se uniforman de policía y que ingresaron por conseguir un trabajo? ¿Cuánto más van a esperar para bajarla del podio de la corrupción y acercarla a la sociedad que reclama? ¿Cuanto? Así, la seguridad es un peligro", puntualizó.

  
 

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