Massa no jugaría en 2023, pero sus pretensiones presidenciales siguen

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Por EMILIANO RUSSO

efrusso@eldia.com

Mientras negocia con representantes de la producción y del sindicalismo para intentar estabilizar la economía, Sergio Massa parece querer dejar por sentado que hoy no está abocado a la construcción de la política electoral de su propio espacio, el Frente Renovador (FR). Y por ello en el encuentro con la Mesa de Enlace, deslizó que no piensa en una candidatura presidencial para 2023 aunque sí pretende postularse en el próximo turno, en este caso, en 2027.

Fue el titular de la Federación Agraria, Carlos Achetoni, el que reveló que durante la conversación con el ministro de Economía de la semana pasada, le pidió que no sea candidato a presidente el año próximo como forma de despejar cualquier incertidumbre en el mercado en momentos que se requieren medidas de fondo para enfrentar la grave crisis económica y cambiaria que aqueja a la Argentina. “Dijo que no se iba a presentar y que sí lo va a ser en 2027”, sentenció el ruralista.

La charla fue la demostración de la preocupación existente entre los dirigentes agrarios de que una supuesta construcción de una candidatura presidencial de Massa pudiera poner en riesgo las reformas pendientes en el sector que, para buena parte de la coalición gubernamental, resultan antipáticas.

Sin embargo, en el entorno del tigrense dicen que esa revelación causó malestar porque, aseguran, el funcionario está enfocado “en resolver problemas acuciantes” como la alta inflación y la falta de dólares en las reservas del Banco Central y ha “bajado” la orden de rechazar cualquier negociación política con miras a los comicios nacionales de 2023.

Uno de sus flamantes colaboradores en el Palacio de Hacienda, el exdiputado Raúl Pérez, se mostró molesto con Achettoni porque “acaso no tenía nada más productivo para contar de la reunión, como lo que sucedió esta semana con el encuentro con técnicos de la Mesa de Enlace en Economía. Se aprovechó de la buena fe del ministro”.

Lo cierto es que si bien dentro del Gobierno la irrupción de Massa como “superministro” terminó ordenando el tablero político -en realidad una frágil tregua- y bajó la intensidad de la interna oficialista -prueba de ello es el silencio “incómodo” en el que está inmerso el kirchnerismo ante la suba de tarifas-, ha despertado suspicacias y recelos sobre sus reales intenciones con miras al futuro político del Frente de Todos (FdT).

Muchos recuerdan aún cómo militantes y funcionarios enrolados en el FR no dudaron en celebrar con cantos de tono proselitista durante la jura de Massa realizada hace unas semanas en el Museo del Bicentenario. Ese festejo fue rápidamente objetado por el propio ministro que se anticipó a lo previsible: el rechazo que generó esa muestra de algarabía partidaria en el resto de las tribus de la coalición oficialista.

Durante aquél acto, con todo, un estrecho colaborador del saliente titular de la Cámara de Diputados destacó que, con 50 años, Massa no tenía por qué “apurarse” a postularse para intentar suceder a Alberto Fernández en la primera magistratura.

Antes de su desembarco en el 5° piso del Palacio de Hacienda, en tanto, la estrategia era la misma: diagramar una candidatura que tenga la mira puesta en 2027 antes que en 2023. Quizás haya que encontrar la razón de esa prudencia en que las encuestas por ese entonces, y aún en la actualidad, le son esquivas al exintendente de Tigre. También hay consultores que trabajan en el oficialismo que han atribuido los traspiés electorales de 2015 y 2017 a un supuesto apresuramiento del líder del FR que, aducen, no contaba con el suficiente respaldo político.

A los dirigentes del agro les preocupa que la candidatura ponga en riesgo las reformas pendientes

 

Es cierto que la posibilidad, aún incierta, de relanzar la gestión económica ayudaría a Massa a oxigenar su figura rumbo a una futura candidatura. Es que en el oficialismo destacaban que, más allá de constituir una de “las tres patas” del FdT, ha ido perdiendo influencia territorial en los distritos de la primera sección electoral bonaerense desde donde había construido su fortaleza electoral, en 2013. Hoy Tigre, por caso, lo gobierna Julio Zamora, con quien mantiene una relación distante.

Sí bien allegados del titular del Palacio de Hacienda evitan hablar de cualquier construcción política, no desconocen que el eventual posicionamiento del líder del FR en la grilla del FdT dependerá “de los resultados” que logre en su función. “Antes de abril o mayo no se puede hablar de ninguna candidatura. Estamos evitando que esto se prenda fuego”, graficó otra fuente oficial consultada.

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