Cada vez es más caro financiarse con la tarjeta
Edición Impresa | 11 de Septiembre de 2022 | 01:44

La estabilización del mercado cambiario -aunque precaria y sin ninguna seguridad de que pueda tener una continuidad más allá del cortísimo plazo- tiene altísimos costos para los consumidores. Clientes que se habían acostumbrado a comprar electrodomésticos en el “Ahora 12” o directamente a refinanciar la tarjeta de crédito para llegar a fin de mes sufren un duro golpe, tras las sucesivas alzas de las tasas de interés. Una medida que fue resistida por el Gobierno pero que ahora se transformó en el único instrumento para bajarle la fiebre al dólar.
No se trata acá de poner en discusión si la fuerte suba de las tasas de interés tendrán éxito para moderar la ola dolarizadora y atemperar la corrida cambiaria. Ni tampoco si Sergio Massa tendría sobre la mesa de operaciones otro instrumento para poner en práctica.
Lo único indiscutible es que Massa busca evitar una devaluación abrupta por todos los medios. Un objetivo difícil de cumplir bajo el actual contexto de inflación elevada y sin ingreso de dólares en el Banco Central.
Así y todo, cumplido el primer mes de gestión, el ministro pudo cumplir con esa meta. Eso sí, los costos están a la vista y se pagarán con un enfriamiento en el consumo y, por lo tanto, en la actividad económica. La falta de dólares, que desemboca en trabas a las importaciones y en aceleración inflacionaria, provoca ese trago amargo en medio de la incertidumbre.
La súbita alza de las tasas convoca a que los inversores más grandes se queden en pesos. Y que los más pequeños dejen de pensar en dólares para mantener sus plazos fijos en los bancos, según Iprofesional.
El efecto no deseado es el incremento en los costos para endeudarse. O para refinanciar el saldo de la tarjeta de crédito.
Una cuestión que debe tener en cuenta el consumidor antes de decidir postergar pagos o tomar un crédito es si su salario puede crecer al ritmo de esa deuda. Lo más probable es que no. El problema es que, con semejantes tasas de interés, es muy probable que los sueldos se queden varios escalones por detrás.
Para tener una idea: si el consumidor sólo paga el mínimo de la tarjeta y patea para adelante el resto, esa deuda crecerá con un costo del 125% anual. Ese es el costo financiero total. Hay que tener en cuenta que se trata de una variable regulada por el Banco Central, y que supo estar mucho más baja durante la época de la pandemia.
En 2020 la tasa que cobraban las administradoras estaba en torno al 50% interanual.
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