Al alma de las cosas

Edición Impresa

Por AUGUSTO MUNARO

Emiliano Bustos comparte media decena de poemas profundos que tejen una mirada sensible sobre el pasado, presente y futuro, siempre en ebullición y a favor de la dignidad de la vida. En un constante flujo y reflujo de significados, el tejido de identidades sesgadas. Las fuerzas ambiguas de la memoria afectiva encarnada en lengua. Así, “La nube no regresa”; “Bebemos cuando llega la mañana”; “El teatro más alto”; “un general intransigente”, y la homónima “Mutación de la esperanza”, cinco breves piezas que constituyen el corpus de este poemario, atraviesan, como mapas, estados emotivos lúcidos, donde el deber, a menudo, es sinónimo de verdad. Sin disimulo ni pudor, un lenguaje que interroga y abraza.

En el augural “La nube no regresa”, el poeta escribe en el escritorio su poema, y ve, las nubes, claro, huidizas, que devienen en versos fugitivos, como, acaso, la existencia misma; con “Bebemos cuando llega la mañana”, pasa un tren y Bustos de pronto se prende de una imagen, y esta imagen germina y florece en cavilaciones “¿qué hacía cuando era joven?”; las cosas (por insignificantes que sean), le susurran su milagro. Con “El teatro más alto”, quizás como en un sueño kafkiano, el espacio se disloca. Las sensaciones se confunden: “Torpedos bien líquidos para el que mira. / Como el que piensa, racimos de uva en / el piso que fluye. Pero el sol se escapa / para algún lado, como si construyera / un puente hacia algún lado, lamiendo / de nuestra mirada. Hacia algún lugar.” El cuarto poema, “Un general intransigente”, cada verso opera como escena que pone en funcionamiento discusiones sobre la guerra, batallas intestinas. “Están del otro lado del campo, obligados / por los mismos cumplimientos, y te apuntan. / Hermanos, primos, tíos. Los dioses te / bendicen: hacer lo correcto. Avanzar, / pelear. ¿No tenemos el destino en nuestras / manos? En un tiempo como este, ¿cuál es / la naturaleza de la paz? Los dioses nos / oprimen al punto de la muerte, pero somos / hermanos, primos, tíos. Se acercan nuestros / hijos”. Finalmente “Mutación de esperanza”, pieza que cierra el libro, y con la que el lector comprende en labios del poeta, que no todo está perdido, mientras exista, precisamente, la esperanza. El desafío por una palabra que debe ser todo el tiempo recuperada, conquistada, imaginada. La cuidada edición bilingüe francés-español, de Mutación de la esperanza, está dedicada a Antonia García Castro y al Tata Cedrón.

El poeta y dibujante argentino Emiliano Bustos (1972), lleva publicados Trizas al cielo (1997), Falada (2001), 56 poemas (2005), Cheetah (2007), Gotas de crítica común (2011), y Poemas hijos de Rosaura (2017). Expuso dibujos y collages en el Centro Cultural Borges de Buenos Aires en 2013 y 2016. Asimismo compiló y prologó la obra poética y periodística de su padre, Miguel Ángel Bustos, asesinado en 1976 durante la última dictadura cívico militar argentina.

 

Emiliano Bustos

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