Ciberdelitos en La Plata Un flagelo que crece y suma víctimas

El tradicional cuento del tío se modernizó y los delincuentes encontraron en las redes sociales la herramienta perfecta para embaucar a muchos vecinos. La forma en que operan para hacerse de datos sensibles y dinero

Edición Impresa

Camila Moreno

cmoreno@eldia.com

Hacer reclamos telefónicos a grandes empresas suele ser un verdadero dolor de cabeza, es prácticamente imposible comunicarse con muchas de ellas y eso lleva a los usuarios a buscar alternativas en busca de respuestas. Así es como muchos optan por dejar mensajes en las publicaciones de las empresas en redes sociales, para que todos lo vean sin contemplar que también lo harán los estafadores, que están al acecho de su próxima víctima.

Eso le sucedió a Constanza, quien tras tener un problema con su tarjeta de crédito y no ser atendida telefónicamente por la entidad emisora, prosiguió a volcar sus quejas en la última publicación de Instagram de la compañía. Inmediatamente comenzó a recibir mensajes de cuentas que le prometían una solución efectiva a sus problemas. Todas tenían la foto de perfil del logo de la empresa y usuarios similares que solo cambiaban por una letra o número el nombre.

Todos los mensajes estaban escritos de tal manera que parecía tratarse de algo institucional. Por ejemplo, uno decía “Hola como estas! (sic) Para ayudarte con tu consulta o reclamo dejanos tu contacto o envíanos un WhatsApp al 1131154467 con la palabra @masterconsultas. Gracias por elegirnos #MastercardArg”, brindaba un teléfono, un arroba y hasta un hashtag oficial, datos que aportan un manto de credibilidad. Pero al entrar al perfil, rápidamente se puede constatar la falsedad del remitente, que no tiene seguidores, no sigue a nadie ni tiene publicaciones; se trataba de una cuenta falsa creada solo para estafar.

El tema acá es que muchos usuarios no llegan a chequear la autenticidad del perfil, ya que por las características mencionadas anteriormente nada los hace sospechar. Muchas veces brindan opciones con las que los usuarios pueden ver reflejadas experiencias previas, por lo que son aún más creíbles, como uno que planteaba: “hola soy el asistente virtual de Mastercar (sic) Argentina estoy para ayudarte con tus consultas. ¿Necesitas ayuda con alguno de estos temas?”, a lo que acompañaron con un menú con la siguiente oferta de opciones: “A- Fecha de cierre; B- Últimos movimientos; C- Quiero un préstamo; D- Solicitar crédito; E- Saldos disponibles; F- Aumentar mis límites y G- Otros temas”.

Todos estos factores son los que llevan a muchas personas a terminar cayendo en este tipo de delitos denominado “phishing”, que no son más que un “tipo de estafa por el cual a partir de la simulación de una situación determinada se hacen de tus credenciales de acceso a alguna cuenta, que pueden ser de tipo hombanking, mercado digital o alguna billetera virtual”, explicó Jerónimo Guerrero Iraola, abogado de la Defensoría del Pueblo.

Lo que buscan los estafadores es entablar diálogo con sus víctimas, para poder persuadirlas hasta que les brinden sus datos personales y así obtener “algún tipo de cuenta desde la que puedan generar un desapoderamiento y a partir de ahí hacer realizar transferencias y transacciones”, describió.

Indicios a los que hay que prestarles atención

Hay diferentes modalidades, todas se valen del arte de la simulación. Una de ellas es a través de correos electrónicos en los que “envían links que les permiten acceder a tu dispositivo, también puede ser a través de un vínculo que circule por WhatsApp”, detalló el letrado. Y añadió que hay otro tipo de estafa que “se basa en lo que se conoce como ingeniería social, esto es la simulación de algunas situaciones por parte de una persona o un grupo de personas para que vos creas que estás realizando determinada cosa cuando en verdad estás realizando otra. Esta es una modalidad muy proclive para las estafas”.

Ante estos casos lo mejor es prevenir, estar atentos a este tipo de mensajes, buscar verificar el remitente para constatar que se trate realmente de quién dicen ser. Entonces si los usuarios o consumidores se encuentran en un momento en el que “le plantean que está sucediendo una situación para la que se necesita que se realice una transferencia o depósito primero, como regla general, hay que tratar de no apurarse. Nada es tan inmediato, al punto de que no amerite detenerse a pensar, porque en líneas generales ninguna plataforma ni banco piden contraseñas, CBU o los números de cuenta. La validación de datos cuando se hace con alguna entidad bancaria se realiza con la fecha de nacimiento o con otros datos, a través de los cuales el banco o la entidad comprueba que está hablando con la persona específica”, aconsejó el especialista.

Ese primer paso resulta tan importante como chequear “si estamos dialogando con cuentas oficiales, tanto de WhatsApp como redes sociales. Siempre hay que sospechar”, aseveró. Ahora si esto no sucede, porque “puede pasar que nos agarren con la guardia baja, en situaciones en las que estamos realizando alguna otra cosa, es importante realizar la denuncia penal ya que es una estafa, un delito que está tipificado en el código penal”, resaltó.

Eso fue lo que le ocurrió a Oscar, él quería cambiar el método de pago de su línea telefónica y dejó su número en un tweet de la empresa, acto seguido recibió un llamado. Nada lo hizo dudar, el speach de la supuesta operadora coincidía con los discursos usuales de los call center de ese tipo de empresas, por lo que rápidamente le dio su número de tarjeta para que esta elimine el débito automático de su cuenta. Pero lejos de eso la estafadora vació su cuenta bancaria y le robó todo el sueldo.

A pesar de la frustración o vergüenza que suele dar admitir que uno cayó en los redes de los estafadores es importante hacer la denuncia para “ir armando el mapa del delito, porque muchas veces se repite el patrón, se repiten las direcciones IP de destino o de salida, entonces es más fácil identificar cuando hay mayor cantidad de denuncias a alguna banda o a algún criminal que esté realizando este tipo de acciones”, expresó.

Pero no hay que confundir estar alerta con culpar a los propios consumidores o usuarios, ya que “las plataformas digitales en materia de seguridad o en materia de puesta en común de información para evitar este tipo de cuestiones está bastante atrás”, consideró. Y agregó que “hay relaciones de consumo, por lo que hay un deber por parte de las plataformas de proveer estos estándares de seguridad y si no se cumplen pedir la restitución del dinero a cargo de la entidad bancaria, porque la entidad cobra por esos servicios, necesita que ocurran las transacciones, entonces tiene que brindar un ecosistema seguro”.

La dinámica del delito

Actualmente, 7 de cada 10 casos que llegan a la Defensoría se resuelven en una primera audiencia, pero el problema principal al que se enfrentan es que “van cambiando las dinámicas de comisión de delito, porque lógicamente la gente va conociendo cuáles son las modalidades más difundidas de estafa, siempre estamos partiendo nunca llegando; cuando conociste una dinámica te inauguran otra”, aclaró.

Por lo que “ante cualquier duda hay que consultar. Si ven que hay algo extraño, tratar de abortar la operación y si dieron alguna información que resulta extraña cambiar rápidamente las contraseñas de la plataforma”. Tras esto, si el hecho se consuma se debe “realizar la denuncia penal y luego el planteo que puede hacerse ante la Defensoría del Pueblo de la Provincia o ante áreas de defensa al consumidor de los municipios”.

 

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