El caso chileno

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En la capital chilena, Santiago, las cotorras argentinas se han convertido en una presencia inconfundible. Estas aves, reconocidas por su plumaje verde claro y pecho grisáceo, han ido conquistando diversas ciudades de Chile debido a su habilidad para formar colonias y la inexistencia de depredadores naturales que las amenacen.

Las cotorras argentinas, científicamente conocidas como Myiopsitta monachus, han llamado la atención de los locales por su apariencia elegante y sus característicos gorjeos. Aunque estas aves a menudo se perciben como inofensivas, su impacto en el entorno y en la vida de las personas no debe subestimarse.

Un rasgo distintivo de estas cotorras es su capacidad única para construir nidos que pueden alcanzar dimensiones asombrosas: hasta 200 kilos de peso y 15 metros de altura, según las observaciones de Mauricio Fabry, jefe del departamento de medio ambiente de Santiago de Chile. Este logro arquitectónico de las cotorras, sin embargo, conlleva ciertos riesgos, ya que los nidos a veces se desprenden de los árboles, representando un peligro potencial para la población. En algunos casos, estos masivos nidos pueden llegar a derribar árboles, creando un desafío adicional para las autoridades locales.

A pesar de su carácter llamativo, las cotorras argentinas han generado inquietud en la comunidad ecologista y científica. Desde la década de 1970, cuando se registró su primera aparición en Chile, estas aves fueron etiquetadas como una especie invasora capaz de alterar significativamente el equilibrio ecológico y amenazar la fauna nativa.

Nelida Pohl, directora de comunicación del Instituto de Ecología y Biodiversidad, subraya que la principal preocupación radica en el hecho de que las cotorras argentinas tienden a vivir en grupos sociales numerosos. Su presencia masiva en áreas urbanas ha llevado a una competencia feroz por recursos, espacio y alimentos, desplazando a otras especies autóctonas de la ciudad.

Las autoridades chilenas han comenzado a tomar medidas para abordar este desafío ecológico y social. En la alcaldía de Providencia, se ha iniciado una colaboración con la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile. Esta alianza se centra en promover la educación pública sobre la tenencia responsable de estas aves, así como en aspectos de bienestar animal y salud pública, buscando una convivencia armoniosa entre las cotorras argentinas y la población local.

En las áreas donde estas cotorras han establecido grandes colonias, los residentes también han expresado sus preocupaciones. El ruido constante y la caída de los nidos son las principales quejas, junto con la preocupación por la permanencia de otras especies de aves en el entorno.

A pesar de su belleza visual, las cotorras argentinas presentan un desafío tanto para las autoridades como para la comunidad. Con su adaptabilidad y capacidad para formar grandes comunidades, estas aves continúan siendo una curiosidad y un reto para los chilenos, quienes buscan formas de manejar su presencia y minimizar su impacto en el ecosistema y la vida cotidiana.

 

 

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