Dolor en La Plata por la muerte del reconocido cardiólogo Hugo Montenegro

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Respetado y apreciado profesional con una extensa trayectoria en los consultorios del Hospital Español de esta ciudad, causó un gran pesar el fallecimiento del cardiólogo Hugo Julio Montenegro.

“Buby”, para su entorno, había nacido el 5 de diciembre de 1933 en Las Lomitas, Formosa, lugar en que sus padres -Julio Montenegro e Hilda Toriani- residían de forma temporaria. Era un bebé cuando el matrimonio regresó a La Plata y en esta ciudad transitó toda su formación: el bachillerato en el “Colegio Nacional Rafael Hernández”, el grado de médico y el doctorado en la Universidad Nacional de La Plata.

En el Hospital Español desarrolló una carrera de 60 años y recibió un poco antes de jubilarse justamente por ese largo vínculo con la profesión una distinción por parte del Colegio de Médicos.

Apasionado por la medicina, además de la consulta en el Hospital Español, atendió durante años en la Clínica City Bell. Integró, asimismo, el plantel de cardiólogos del Hospital San Juan de Dios y trabajó también en el Servicio Penitenciario Bonaerense.

Fue un médico incansable en el ejercicio de la actividad, con una energía admirable, y una profunda sensibilidad para la atención de pacientes.

Se había casado con la profesora de música Raquel Irurueta, con quien tuvo seis hijos: Silvia, Fernanda, Hugo, Guillermina, Laura y Paula. Fundador de una numerosa y sólida familia, sus lazos afectivos más significativos se ampliaron como abuelo de 15 nietos y 3 bisnietos.

Fue admirado por sus hijos como un consejero irremplazable, y tan bien supo transmitir sus experiencias que algunos de ellos siguieron la carrera médica.

Dueño de un singular sentido del humor, entretenido cuentista de anécdotas, se extrañará su presencia en las reuniones familiares y los encuentros de amigos y de colegas en los que solía participar con particular entusiasmo.

Le gustaba mucho el deporte. En sus años jóvenes integró el plantel superior de Los Tilos, de donde sacó numerosos amigos; y ya padre y abuelo se convirtió en un ferviente espectador de los encuentros de La Plata Rugby Club, con su hijo y nietos de jugadores.

Toda la vida practicó golf, su deporte favorito. Y en fútbol era un hincha incondicional de Estudiantes.

Vivió a pleno hasta los 89 años, e incluso hasta muy poco antes de enfermar -un par de meses antes de fallecer- no faltaba al gimnasio.

 

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