VIDEO. Sin pausa ni freno, el delito juvenil castiga a comerciantes y vecinos

Edición Impresa

Día a día, la Ciudad amanece con historias vinculadas al delito juvenil, un drama que no tiene pausa y muchos menos freno. Por su corta edad y, a sabiendas que el tope de imputabilidad juega a su favor, muchos menores se envalentonan y deciden incursionar en todo tipo de conductas disvaliosas, las cuales no paran de generar preocupación, bronca y hartazgo entre las víctimas de sus embates.

Estamos hablando de adolescentes de entre 12 y 15 años, que adolecen de muchas cosas, menos de violencia y salvajismo.

Se comportan al amparo de la impunidad que les brinda el sistema, el mismo que los atrapa y expulsa en el tiempo que demanda armar una nota en cualquier dependencia policial.

En las últimas horas, se conoció el caso de un kiosco enclavado en un rincón del Barrio Hipódromo, en el límite con Barrio Norte, casi vía de por medio, donde dos chicos entraron sin otro ánimo que causar terror.

El local, de Diagonal 74 y 115, ya había sido blanco de dos ataques recientes, aunque en esta oportunidad elevaron su nivel de virulencia.

Fue con el empleo de una baldosa, con la que intentaron perforar el blíndex que protegía al empleado, aunque esta vez no tuvieron suerte y debieron abandonar la escena con las manos vacías, a la búsqueda de un nuevo objetivo.

La maniobra quedó grabada en las cámaras del negocio y se hicieron virales a través de las redes sociales.

REVUELO EN EL CENTRO

En la madrugada de ayer, en un edificio del barrio del Palacio de Justicia provincial, dos menores fueron atrapados in fraganti delito.

Sucedió en la cuadra de 46 entre 13 y 14, por donde pasó un móvil policial y hubo un detalle que llamó la atención: pese al horario y la oscuridad reinante, el portón del acceso a la cochera estaba abierto.

Por tal motivo, los agentes pidieron apoyo y, una vez asegurada la escena, decidieron ingresar en el estacionamiento para verificar qué sucedía en el lugar.

Para su sorpresa, en el interior del garaje encontraron a dos pibes de 14 y 15 años, quienes hurgaban entre las bicicletas y motos en busca de algo para llevarse.

Así, los pudieron cortar en pleno robo y, los terminaron derivando a la sede de la comisaría primera, desde donde se realizaron las comunicaciones de rigor con la autoridad judicial competente, a la que impusieron del hecho.

En ese sentido, de acuerdo a voceros del caso, la salida fue la acostumbrada: “Identificación y traslado a la Dirección de Niñez y Adolescencia, para que los pasen a buscar los familiares”.

Se trata de la conocida “puerta giratoria”, que tanta polémica y opiniones alborotadas dispara entre vecinos y comerciantes, quienes asisten impávidos a este triste espectáculo, cuyo resultado se conoce de antemano: “Siempre perdemos nosotros”, aseguran.

La realidad es tan delicada, que muchos menores, aún estando por encima de los 16 años, siendo punibles para la ley, igual acumulan antecedentes sin demasiados obstáculos, ya que igual entran y salen de las comisarías con una tan llamativa como asombrosa facilidad.

 

delito

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE