Para la seguridad, los fundadores eligieron la entrada de la Ciudad
Edición Impresa | 19 de Noviembre de 2023 | 01:16

Un sabia decisión de los fundadores -otra más, de las muchas que tomaron- fue que la seguridad de la población en su conjunto funcional conviviera en un solo gran edificio, el aún ubicado en la manzana perimetrada por las calles 2, 51, 3 y 53; por entonces a una cuadra de la principal entrada a la Ciudad simbolizada en el gran Arco del Bosque. Lo primero que el visitante veía al llegar desde la zona portuaria era la sede que garantizaba la seguridad de los habitantes.
Se sabe que la avenida 52 –inexistente en el casco urbano- es la que va por el corazón del bosque hacia la zona del puerto y por consiguiente fue concebida como ingreso principal a La Plata, hasta que la llegada del automóvil en el siglo XX hizo que el casco urbano “girara” y convirtiera a la avenida 7 en el acceso principal, orientado hacia la capital federal.
Lo cierto es que donde hoy se encuentra el actual ministerio de Seguridad, se construyó la sede que albergó al departamento de Policía, al Servicio Penitenciario y al cuartel central de Bomberos, que empezó a erigirse a solo cuatro meses del día de la fundación.
El proyecto de este imponente edificio, de estilo neorrenacentista, correspondió nada menos que a Pedro Benoit, el autor del plano general de La Plata. La ejecución de la obra comenzó el 15 de marzo de 1883 y estuvo a cargo del ingeniero José Rodrigo Botet.
Reluciente. El Departamento de Policía, Cárcel y Bomberos de La Plata, a poco de su inauguración
Después de ocho meses de trabajos rápidos y ciertamente colosales, la jefatura de la repartición se instaló allí con todo su personal el 29 de diciembre de 1883. Como tantos otros edificios de la nueva capital, su construcción terminó el mismo año en que empezó.
Desde ese entonces lejano y fundacional, cuando la zona era un páramo desolado y ventoso al que recién le brotaban los primeros ladrillos, el edificio albergó a las tres fuerzas de seguridad que iniciaron su desempeño.
Según señalaron los entendidos, los proyectistas no apuntaron solo a una cuestión estética. Aunque los manuales sugerían que el edificio debía proyectar la solidez de una fortaleza, el espíritu higienista y de ardor romántico de Pedro Benoit pudo más y se decidió por un estilo neorrenacentista, de cuidado orden dórico, para levantar esta imponente sede.
Al predio se lo dividió en tres partes. El frente, sobre la calle 2, estuvo destinado a la Policía y su fachada es un pórtico central, dos alas simétricas algo más bajas (originalmente tenían solo un piso y ahora tienen dos) y torreones esquineros.
La disposición interior esconde tras los muros dos patios alargados, rodeados de galerías, con los despachos y oficinas distribuidos perimetralmente. Por detrás, hacia el centro de la manzana, estaba ubicada la cárcel en sus primeros tiempos. Eran tres alas radialmente distribuidas entre cuatro pisos.
La cárcel estaba dividida en cuatro secciones: una para los penados, otra para los encausados, una tercera para menores y una cuarta para mujeres. Todas funcionaban de manera independiente y estaban dispuestas de modo tal que la vigilancia la hacía un centinela ubicado en el patio donde convergían todas las secciones.
El frente sobre la calle 3, en tanto, correspondía al Cuartel de Bomberos, para el cual se había previsto una amplia playa interior para los vehículos, rodeada por las galerías y algunas dependencias administrativas sumamente modernas para su época. Con el tiempo, las partes destinadas al Cuartel de Bomberos se utilizaron como depósito para aparatos, cuadras aparentes e higiénicas para la tropa y caballerizas necesarias para un mejor servicio.
En aquellos días, todavía lucía con orgullo el dispositivo de pesebres giratorios para retirar las cabalgaduras con máxima celeridad en caso de alarma.
Durante los años transcurridos, el edificio sufrió diversas modificaciones, pero estas no han alterado esencialmente su carácter; el uso institucional es casi el mismo de su origen pero su entorno tan distinto parece, de algún modo, haberle cambiado algo la cara.
Un carruaje frente al edificio que hoy ocupa el Ministerio de Seguridad
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