Con vínculos políticos y un llamativo incremento de su patrimonio

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Walter Bento no era un juez cualquiera. Su poder en Mendoza era inmenso. Titular del juzgado federal 1, no solo tenía a su cargo las causas por los delitos de crimen organizado, sino también la competencia electoral. Era quien organizaba y controlaba los comicios nacionales en la provincia cuyana.

De 61 años, 18 como juez. católico, hincha de Boca y excéntrico coleccionista de búhos, Bento fue nombrado durante el gobierno de Néstor Kirchner, con el aval del histórico operador del peronismo mendocino Juan Carlos “Chueco” Mazzón.

Bento asumió el juzgado federal en septiembre de 2006, tras un concurso público del Consejo de la Magistratura de la Nación, el mismo organismo que en mayo pasado lo suspendió en el cargo y lo envió a juicio político. Antes de ser juez, fue empleado de una casa de cambios en la city porteña.

El juzgado estaba vacante desde 2002 cuando el entonces juez federal Luis Leiva fue destituido, tras ser denunciado por el fallecido banquero Raúl Moneta, quién aseguró que ese magistrado le había pedido una coima.

El nombre de Bento quedó bajo los reflectores mediáticos cuando en 2011 ordenó un allanamiento con la Gendarmería en Cablevisión, en pleno conflicto del kirchnerismo con el Grupo Clarín. En aquel momento, la Corte Suprema anuló su intervención y Bento enfrentó una denuncia en el Consejo de la Magistratura que terminó desestimada, con el aval del kirchnerismo.

El proceso de caída de Bento comenzó cuando la Justicia mendocina detectó un incremento patrimonial del grupo familiar del juez, además de viajes al exterior, compra de propiedades y vehículos que estiman podrían provenir del cobro de coimas a detenidos.

Ese nivel de vida se concatenó con más de 900 viajes al exterior. Se alojaba en hoteles de lujo en Estados Unidos y era habitante frecuente en un departamento en una zona exclusiva de Miami cuya propiedad es aún se desconoce. También fue pasajero de aviones privados y uno de esos viajes fue confirmado por él mismo: se fue a Uruguay a ver un recital en un hotel casino, todo pagado por el dueño de una sala de juegos. También se dice que la jueza federal María Servini de Cubría era una de las “madrinas” de Bento en su carrera judicial.

 

Walter Bento

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