La quema de muñecos, una tradición que no debiera ser peligrosa para la población

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El tradicional festejo que en nuestra ciudad se concreta en la primera hora de cada 1 de enero con la quema de los Muñecos de Fin de Año, en un tipo de celebración que, como se sabe, forma parte de las costumbres populares de La Plata, obliga a fortalecer las acciones preventivas que deben darse para evitar consecuencias no deseadas y muchas veces dolorosas, que pueden derivar del manejo de la pirotecnia.

En esta oportunidad, pese a la crisis socioeconómica y al reciente vendaval que azotó a nuestra zona, son numerosos los muñecos que, por el ingenioso armado artesanal y por el trabajo que implica para los distintos vecindarios que se ocupan en erigirlos, se han convertido en un inconfundible ritual platense.

Si bien deben valorarse los requisitos y las ordenanzas sancionadas por las sucesivas administraciones municipales, destinadas a regular el uso de la pirotecnia y a fortalecer los pasos preventivos que deben tomar quienes los crean y construyen, la experiencia enseña que no deben minimizarse en absoluto los riesgos.

Fechas y plazos de inscripción, condiciones que deben reunir los responsables del montaje; alturas máximas que pueden tener las figuras, lugares seguros para el emplazamiento, forman parte, entre otros, de los requisitos que han hecho cumplir a lo largo de los años.

De todas maneras, el más trascendente de todos fue el que determinó que no se podrán colocar en el interior de las estructuras elementos pirotécnicos y/o explosivos, con el fin de brindar garantías de seguridad a los asistentes y no generar malestar ni daños auditivos a las personas y a los animales.

También se ha recomendado siempre la instalación de los momos sobre ramblas de avenidas y al mismo tiempo se recordó que no podrán ubicarse debajo del cableado o arbolado público, ni a menos de 250 metros de cualquier boca de expendio de combustible líquido o gaseoso y/o en calles muy transitadas por el transporte público. Además, los responsables de la instalación deberán ocuparse de la posterior limpieza del lugar donde fue emplazado.

La quema de muñecos se ha convertido, sin duda, en una tradición popular fidedigna de La Plata y, por consiguiente, merece que se la rodee de todas las garantías del caso. De allí que se vuelva necesario ir generando una creciente toma de conciencia preventiva del tema en la sociedad, hasta lograr que se asuma, en forma generalizada, que en el uso de estos productos debe prevalecer la prudencia.

Las campañas deberán apuntar a que la sociedad asuma la importancia de festejar sin excesos, con sumo cuidado en la utilización de la pirotecnia.

Al mismo tiempo, el Estado debiera restringir y controlar detalladamente la elaboración de estos productos, prohibir los que reúnan capacidad destructiva y establecer, a su vez, rigurosos controles sobre su venta, canalizada muchas veces a través de puestos informales.

 

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