Alberto se está quedando sin quórum antes de la mesa electoral en el FdT
Edición Impresa | 10 de Febrero de 2023 | 03:27

La Casa Rosada debió dar de baja una reunión entre el presidente Alberto Fernández y los gobernadores del oficialismo, que iba a realizarse mañana en la residencia de Olivos. El motivo aparente: falta de quórum, una convocatoria escasa que hubiera significado más una pérdida política que una ganancia para el jefe de Estado. Es, en cierta forma y más allá de que no se haga la foto oficial, una postal de cierta soledad presidencial.
La idea era empezar a discutir con los caciques provinciales del peronismo la estrategia electoral para los comicios de este año, como paso previo a la conformación de la mesa nacional del Frente de Todos, un llamado que hizo el Presidente -por presión del kirchnerismo- para el próximo jueves 16 donde debería hablarse de lo mismo que se conversaría mañana, pero con un elenco más ampliado. Ese encuentro será en la sede nacional del PJ, en la calle Matheu 130 de la Ciudad de Buenos Aires.
PASANDO LISTA
Una lectura posible es que la suspensión del almuerzo sabatino es una muestra más de las diferencias que existen dentro de la coalición oficialista. En un primer borrador, en el Gobierno mencionaban la presencia asegurada del catamarqueño Raúl Jalil, el riojano Ricardo Quintela y el tucumano Osvaldo Jaldo, quien está reemplazando interinamente en el cargo al actual jefe de Gabinete nacional, Juan Manzur.
Manzur dejará su sillón en la Rosada en las próximas horas para volver a su provincia a hacer campaña: será candidato a vicegobernador de Jaldo. Una suerte de reciclaje provincial. Sin embargo, en el PJ siguen mencionándolo, además, como posible candidato presidencial en una Primaria Abierta en el caso de que Fernández no busque la reelección. Quimeras.
Sorprende, en todo caso, que Alberto no haya podido garantizar la presencia en Olivos de Sergio Zilotto (La Pampa) y Mariano Arcioni (Chubut), si se quiere más neutrales en la puja obvia que el Presidente mantiene con el kirchnerismo duro. Los mandatarios cercanos a esta última tribu, o sea alineados con Cristina, evidentemente han preferido dejar todo para el 16: Axel Kicillof (Buenos Aires), Alicia Kirchner (Santa Cruz), Gildo Insfrán (Formosa), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Jorge Capitanich (Chaco).
El vínculo de la Rosada con varios mandatarios se enrareció tras el fallo sobre la coparticipación de impuestos que dictó la Corte Suprema de Justicia en diciembre pasado, ordenando al gobierno nacional a pagarle un monto a la Ciudad de Buenos Aires por fondos recortados unilateralmente. La decisión presidencial de negarse a abonar y la intención posterior de pagar con bonos provocó diferencias en el peronismo.
De hecho, varios mandatarios justicialistas (el entrerriano Bordet, el sanjuanino Uñac, por ejemplo) no respaldaron el pedido de Fernández para abrir el juicio político a los cuatro integrantes de la Corte Suprema, una exigencia del cristinismo que el Presidente hizo suya. Sólo 11 gobernadores suscribieron un documento de respaldo a la iniciativa.
El fracaso del almuerzo de mañana acaso vaticine que la mentada mesa política del Frente de Todos será un espacio que arranque polémico, divergente, con una confluencia de intereses que tal vez la hagan inviable.
Por ejemplo: muchos gobernadores quieren que no haya PASO presidencial mientras que Alberto insiste con hacerla; algunos pretenden que Cristina Kirchner revea su decisión de no presentarse en las boletas oficialistas este año porque consideran que su nombre garantiza un cierto piso de votos; el kirchnerismo pretendería que todo el peronismo abone la tesis, como estrategia electoral, de que la vice está proscripta luego de su condena a prisión, algo absolutamente rebatible.
¿PARA QUÉ SERÁ LA MESA?
El Presidente quiere un espacio bien amplio -también con gremialistas y piqueteros- donde se hable de estrategia de campaña pero no se pongan en duda las PASO como herramienta para definir las postulaciones, incluyendo la suya a la reelección, ni se incluyan discusiones sobre la gestión, sobre la economía y sobre el llamado rumbo. El sector de Cristina, aparentemente, quiere lo opuesto.
Los gobernadores del PJ, en el medio, sólo pretenden asegurarse sus triunfos provinciales.
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