El pecado de no definir el partido golpea a un equipo al que todo le cuesta mucho

Tuvo todo para ganar, pero no supo facturar y pasó lo que parecía poco probable. Dos penales tirados afuera son errores para revisar

Edición Impresa

Martín Mendinueta

@firmamendinueta

Gimnasia fue cruel artífice de su destino.

Después de haber tenido el triunfo servido en bandeja, no estuvo fino para aumentar la ventaja que llevaba en el marcador y terminó lamentando una eliminación de la Copa Argentina que nadie vio venir durante el desarrollo del encuentro.

Ganando uno a cero, dominando las acciones (como no había podido hacer en el primer tiempo) y teniendo a su rival con un hombre menos (correcta expulsión por doble amonestación), era un cuadro de situación muy favorable que no supo usufructuar.

Más allá de las particularidades que ostenta la realidad albiazul, el golpe recibido lo obliga al tan incómodo como saludable ejercicio de la autocrítica.

Entre las aristas a revisar está la impericia a la hora de liquidar un pleito que lo invitaba al lucimiento.

Los tres que fallaron en la definición por penales no son nenes.

Nicolás Contín, que venía de convertir y de mostrar un buen rendimiento ante Instituto, pateó mal, desnudo de convicción, y el arquero atajó su disparo a media altura sin demasiados inconvenientes.

Eric Ramírez, uno de los “sobrevivientes” del buen equipo que dirigió Pipo Gorosito, y a esta altura ya un profesional con experiencia, no le acertó al arco. Su remate, fuerte y alto, quedó lejos de poder considerarse como una buena ejecución.

Benjamín Domínguez también falló de modo contundente. Pateó por arriba del travesaño, formando parte de una cadena de errores en el momento crucial de la tarde.

Por primera vez desde que asumió Sebastián Romero como técnico de la primera división, el Lobo salió a la cancha con el traje de favorito y, evidentemente, en algún punto le pesó.

primer tiempo con leve dominio, que no alcanzó para convencer

Sin restarle mérito al esfuerzo solidario ni a la concentración de Excursionistas (equipo que milita en la Primera C), lo hecho por Gimnasia en el primer capítulo quedó muy lejos de dejar conformes a los hinchas que seguían el aburrido trámite de las acciones.

Sólo Alexis Steimbach e Ignacio Miramón, ejemplos claros de juveniles que llegaron al primer equipo con serios fundamentos como para quedarse por un buen lapso, sobresalieron en un contexto carente de relieve técnico.

Con dos cambios realizados en el vestuario (Benjamín Domínguez y Alan Lescano por Alan Sosa y Agustín Bolívar), Sebastián Romero pretendió renovar la propuesta ofensiva de su equipo. Estaba claro que el Lobo necesitaba variantes y, especialmente la salida de Bolívar, pareció una medida criteriosa del entrenador. No tenía mucho sentido mantener en cancha a los dos mediocampistas de contención ante un rival que lo atacaba muy de vez en cuando.

Merece un párrafo específico la actualidad de Cristian Tarragona. Lo bueno es que Gimnasia ya lo recuperó y que está apto para la competencia, pero se advierte que le demandará un tiempo retornar al altísimo nivel que supo tener el año pasado.

Ayer le costó sobresalir; si bien siempre está dispuesto a realizar el máximo despliegue en favor del equipo, no está fino para encontrar ángulos de remate adentro del área. Es sólo una cuestión de tiempo que se percibió con nitidez. De todos modos, el regreso a su mejor versión lo encontrará estando adentro de la cancha, en plena competencia.

Un detalle que no fue menor tuvo que ver con la llamativa soledad de Leonel Barrios en el tiro de esquina que sirvió de prólogo para su gol de cabeza. Nadie lo marcó. Ninguno se le acercó. Cabeceó con buen gesto técnico, aunque hay que subrayar que lo hizo sin ninguna molestia.

Allí hubo otro error puntual que, seguramente, el cuerpo técnico se encargará de revisar y corregir en el trabajo cotidiano de Estancia Chica.

no debe permitir que esto deje una huella fea en lo anímico

Consumado el mal trago de la Copa Argentina, todo Gimnasia debe enfocarse en la prueba del próximo lunes ante Barracas Central.

Después de dos rendimientos y dos resultados positivos consecutivos, tiene que mirar hacia adelante.

Su prioridad tiene que seguir siendo atravesar el primer semestre del almanaque sin grandes sobresaltos, de la mejor manera posible.

La exquisita pegada de Alan Sosa abrió el partido y pareció que todo sería fácil. Nada de ello ocurrió

Tarragona todavía no está como lo necesita el equipo. Pese a su oficio, le costó sobresalir

Copa Argentina

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE