Efecto inflación: todo sobre el nuevo billete de $2.000 y... ¿el de $5.000?

Entraría en circulación recién en el segundo semestre de este año. El Gobierno tuvo que ceder a la presión del mercado por el escaso valor que tiene en la calle el de mayor denominación

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La inflación doblegó la férrea oposición del kirchnerismo y el Banco Central para lanzar un billete de mayor denominación que el ya maltrecho papel de $1.000, que vio la luz allá por diciembre de 2017 y hoy sólo equivale a menos de 3 dólares del dólar libre.

Desde el Ministerio de Economía de la Nación y el Banco Central confirmaron que lanzarán una nueva denominación más alta que la actual: el billete de $2.000, pero recién entraría en circulación en el segundo semestre de este año por lo que, inflación y devaluación mediante, ya se especula con que de la mano del nuevo billete nacería también el de $5.000, teniendo en cuenta que la mayor denominación actual quedó muy retrasada desde hace tiempo respecto al poder de compra y manejo de efectivo diario tanto para particulares como para empresas y el propio sector público.

“El billete de $2.000 conmemora el desarrollo de la ciencia y de la medicina en la Argentina y tendrá como protagonistas al Instituto Malbrán, y a la Dra. Cecilia Grierson y al Dr. Ramón Carrillo, precursores en el desarrollo de la medicina en nuestro país”, según explicaron desde el BCRA.

El billete de 2.000 equivaldrá a unos 5 dólares al cambio oficial y menos de 3 dólares al blue. Desde el 1º de diciembre de 2017, cuando aún gobernaba Mauricio Macri, el billete de mayor denominación es el de 1.000 pesos, que en ese momento, aún sin ningún tipo de restricciones a la compra de la divisa estadounidense, equivalían a poco más de 57 dólares, hoy 2,64 en el paralelo.

DEMANDA

Esta decisión oficial responde a la demanda de distintos sectores económicos, que solicitaban que se emita una denominación más alta, debido a que se arma un verdadero “cuello de botella” en bancos y comercios, debido a que hoy un billete de $1.000 ni siquiera alcanza para comprar un almuerzo, un kilo de queso o una estadía de estacionamiento, por citar algunos ejemplos. La causa es la elevada inflación que, de forma constante, le quita poder de compra a los pesos. Así se precisan más cantidad de billetes de mayor valor, de forma progresiva, para comprar la misma cantidad de productos y servicios, por lo que los cajeros automáticos se vacían de forma más rápida por la capacidad limitada que tienen para la entrega de dichas unidades, según Iprofesional.

Vaivenes cambiarios que se suman al constante aumento de precios, que devalúa los salarios, sujetos a actualizaciones salariales que a menudo no superan a la inflación: en 2017, el incremento del índice de precios al consumidor fue del 24,8%; en 2018 del 47,6%; en 2019 del 53,8%; en 2020 del 36,1%; en 2021 del 50,9% y en 2022 del 94,8%.

El actual peso comenzó a circular el 1º de enero de 1992 como “peso convertible”, tras la ley que, durante el Gobierno de Carlos Menem fijó la paridad 1 a 1 con el dólar, como parte de las medidas impulsadas para poner fin a las hiperinflaciones de 1989 y 1990, destaca EFE.

La equivalencia “1 peso = 1 dólar” rigió hasta 2002, cuando la grave crisis del “corralito” que explotó el año anterior obligó a poner fin a la convertibilidad. Desde entonces, las recurrentes crisis han devaluado sin parar la moneda nacional.

Ya durante el mandato de Macri, la depreciación del peso obligó al Banco Central a incorporar billetes más altos que los de 100 pesos, que durante años fueron los de más alto valor, cuando también en el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner muchos actores económicos pedían lanzar un billete de mayor denominación, una situación similar a la de hoy, pero en ese momento con una inflación sensiblemente más baja.

El boceto del nuevo billete de $2.000 pesos / Banco Central

 

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