Advierten por el impacto del extractivismo del litio

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El extractivismo del litio para fabricar baterías para coches eléctricos está abriendo “heridas” graves en ecosistemas frágiles y supone además un consumo enorme de agua para la obtención del recurso, incluso en el desierto, advierten los expertos, mientras que desde Europa se presiona para intensificar esa minería con el argumento de la sostenibilidad.

Para conseguir una tonelada de carbonato de litio, según estimaciones de los expertos, se necesitan unos dos millones de litros de agua, aunque puede llegarse a cinco millones en ciertos casos, dependiendo del grado de concentración y la técnica utilizada.

Pese al impacto socioambiental del extractivismo a gran escala de recursos naturales críticos, en la senda de la transición energética verde mundial el Tribunal de Cuentas Europeo acaba de publicar un informe donde advierte de que Europa puede perder la carrera como potencia de baterías eléctricas si se queda rezagada porque “el acceso a las materias primas es todavía un obstáculo importante”.

A nivel técnico la extracción del litio puede ser a cielo abierto, pero también a partir de enormes piscinas al aire libre en pleno desierto, donde las altas temperaturas del sol evaporan millones de litros de agua previamente bombeados al exterior desde el subsuelo, explica la arquitecta Marina Otero, galardonada con el prestigioso Premio Wheelwright de Harvard. La senda económica sostenible y digital en el mundo ha disparado “la fiebre” por este recurso especialmente abundante en el llamado triángulo del litio (Chile, Argentina y Bolivia).

“Colonialismo verde”

Se está produciendo un “colonialismo verde” por parte de empresas extranjeras que sacan el litio a costa de dañar el medio ambiente y se apoderan del valor añadido de la fabricación de las baterías, según la experta.

Se están abriendo “grietas” en ecosistemas y comunidades especialmente “frágiles” como las poblaciones atacameñas en Chile, a las que la obtención de litio “les está quitando el agua y piden protección”.

La justicia chilena ha dado la razón a las comunidades denunciantes tras reconocer su derecho “a una vida sin polución con acceso a sus recursos” frente a actividades extractivas “que los ponen en peligro”, según la experta.

Pero esta “fiebre” del litio no afecta solo a Sudamérica; en Europa se han encontrado depósitos muy grandes en países del sur como Portugal y España, aunque también en Serbia o la República Checa.

Ante este escenario, Otero propone acciones como fomentar “la minería urbana, es decir, incentivar el reciclado de las baterías de litio de los vehículos eléctricos y de todos esos ordenadores y teléfonos móviles en desuso, mediante métodos que sean eficientes a bajo coste para activarse a gran escala.

 

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