Pensar fuera del cuadrado

Edición Impresa

Daniela Rotger

Arquitecta*

La ciudad de La Plata es reconocida a nivel internacional por su trazado perfecto, sus plazas y parques cada seis cuadras, sus arboladas avenidas. Un modelo que se acerca a lo que hoy entendemos como sustentabilidad, pero que sin embargo negó la naturaleza originaria: los arroyos fueron entubados, la flora nativa fue reemplazada por especies exóticas, los humedales fueron rellenados.

A poco menos de un siglo y medio de su fundación, la figura del cuadrado perfecto sigue siendo gravitante: por un lado, la tensión entre la planificación del casco y el desorden de las periferias; por otro lado, la idea de un plan fundacional que todo lo puede, como si el progresista modelo de Dardo Rocha fuera garantía eterna de armonía urbana.

A punto de elegir quién conducirá el destino de la ciudad por los próximos cuatro años, es un buen momento para demandar propuestas que pongan en diálogo las ideas fundacionales con las necesidades del presente. Precisamos políticas urbanas sensibles, con las personas y con la naturaleza; parafraseando a Jane Jacobs, el diseño de la ciudad es para la gente, no para los edificios.

* Doctora en Arquitectura y Urbanismo, y Magíster en Paisaje Medioambiente y Ciudad

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