EE UU destruye lo que queda de su arsenal de armas químicas

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La destrucción de los arsenales en EE UU ha tomado décadas y, según el Ejército, el trabajo está a punto de terminar. El depósito cercano a Pueblo (Colorado) destruyó su última arma en junio, mientras que el puñado restante en otro depósito de Kentucky será destruido en los próximos días.

Y cuando hayan desaparecido, se habrán eliminado todas las armas químicas del mundo declaradas públicamente.

El arsenal estadounidense, acumulado a lo largo de generaciones, era impactante por su magnitud. Incluía bombas de racimo; minas terrestres llenas de agente nervioso; proyectiles de artillería que podían cubrir bosques enteros con una abrasadora niebla de gas mostaza; y tanques llenos de veneno que podían cargarse en aviones y rociarse sobre objetivos situados debajo.

Eran una clase de armas consideradas tan inhumanas que su uso fue condenado tras la I Guerra Mundial pero, no obstante, Estados Unidos y otras potencias siguieron desarrollándolas y acumulándolas.

Algunos contenían versiones más mortíferas de los agentes clorados y mostaza que se hicieron tristemente famosos en las trincheras del Frente Occidental. Otros contenían agentes nerviosos desarrollados posteriormente, como el VX y el gas sarín, que son letales incluso en pequeñas cantidades. No se tiene constancia de que las fuerzas armadas estadounidenses hayan utilizado armas químicas letales en combate desde 1918, aunque durante la guerra de Vietnam emplearon herbicidas como el Agente Naranja que eran nocivos para el ser humano. Estados Unidos también tuvo un extenso programa de guerra bacteriológica y armas biológicas, que fue destruido en la década de 1970.

 

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