El país debe sumarse al auge en el mundo de las energías solar y eólica

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Desde hace más de medio siglo, acompañando un proceso que se había iniciado en varios países desarrollados, que se vieron impulsados por las crisis petroleras que se desencadenaron en el mundo, se iniciaron en la Argentina estudios y trabajos cada vez más consistentes sobre el uso de la energía solar, no acompañados hasta ahora por instalaciones de magnitud aunque sí con muchas y exitosas experiencias puntuales.

Ahora puede decirse que por primera vez en ese tiempo la energía solar se ha convertido en una panacea mundial, con un monto de inversión, calculan, de 390.000 millones de dólares este año, una suma que por primera vez será superior a todo el capital destinado a la industria petrolera. Esto significa que el crecimiento de las energías renovables en el planeta, que incluye a la energía eólica, ya está marcando un punto de inflexión.

Tales datos, reflejados en ediciones anteriores en este diario, fueron puestos de relieve por la Agencia Internacional de Energía (AIE) y calificados como un “brillante ejemplo”, aún cuando también exponen la “desigualdad” existente en ese crecimiento, puesto que “más del 90 por ciento del aumento de los últimos años se encuentra en las economías avanzadas y China”.

“Movilizar una mayor financiación para las economías emergentes y en desarrollo es fundamental para evitar nuevas líneas divisorias en la energía mundial”, consideró la organización.

Algunos datos en países europeos dejan en evidencia la importancia que ha cobrado la energía solar. Por ejemplo, España ya había alcanzado en 2022 un nivel de maduración en energía solar que le permitió hacer frente al 16 por ciento de la demanda en julio de 2022, pero este año, para el mismo mes, el sector aportó el 24 por ciento del total, mientras que en Grecia en el pico de demanda eléctrica del 24 de julio la energía solar fotovoltaica cubrió el 33,8 por ciento de la demanda.

“La invasión rusa a Ucrania obligó a Europa a tomar medidas aceleradas de transición, no por amor al medio ambiente, sino porque dejó de tener gas barato de Rusia y ahí se dieron cuenta de la importancia de las centrales eólicas y solares que tenían”, declaró en nuestro país el coordinador del Comité Solar de la Cámara Argentina de Energías Renovables (Cader).

En muchos de los países europeos y euroasiáticos es común ver sobre los techos de todas las viviendas y departamentos pantallas solares, en tanto que en los campos se crean –en superficies de cinco o más hectáreas- verdaderos parques con pantallas de captación de energía solar . A su vez, se suceden también enormes molinos ecólicos o aeromotores, capaces de captar vientos para transformarlos en energía eléctrica.

Se debe hablar, también por ello, de la energía eólica, de mayor expansión que la solar en la Argentina. Sin embargo, lo que importa es que ambas fuentes energéticas se difundan y se facilite su adopción, al mismo tiempo que se profundice en el estudio y adquisición de los conocimientos para incrementar su eficacia.

En el caso de la energía solar, otra obvia ventaja es que no existe costo de combustible, de manera que los únicos gastos de generación son los que requiere el mantenimiento de las pantallas. Por lo tanto, se está hablando de experiencias y de avances que deben profundizarse, porque las nuevas energías pueden brindar una solución económica que, además, es compatible a los postulados que hoy se invocan en defensa de una mejor calidad de vida.

 

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