¡Qué tormentón!

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Alejandro Castañeda

afcastab@gmail.com

El cielo siempre emite señales. Hay que saber mirar. La tormenta de Milei, que dejó a las urnas boquiabiertas, encontró su réplica en el temporal del jueves. Los favoritos se vieron inundados por un aguacero libertario que promete rayos y centellas para una primavera que pinta más espinosa que florida. El clima siempre acierta más que los encuestadores. El furibundo chaparrón de estos días ha instalado al país en una dinámica del estupor.

La alerta amarilla del Servicio de Meteorológico es una advertencia que debería estar activada a perpetuidad en este país riesgoso. Las urnas dieron lecciones de desmesura, ausencias y sorpresas. El Covid, la sequía y Milei pasaron a ser fenómenos descontrolados que dan excusas a los perdedores. El vendaval electoral arrancó arboledas, ilusiones y festejos. El tormentón le aguó las esperanzas a más de un favorito. Cayeron chapas y candidatos. Y se empezó a hablar de piso y techo para octubre, mientras surgen rajaduras en la Casa Rosada y no hay a mano algún albañil competente.

Pero hay esperanza de que el mal tiempo afloje. La científica y docente argentina, Celeste Saulo, directora del Servicio Meteorológico Nacional, fue designada directora de la Organización Meteorológica Mundial. Es el puesto de mayor relevancia en materia de tiempo, clima y agua y depende de la ONU. Y quizá, respondiendo al escrutinio dominguero, ella decidido suministrar este vendaval para empezar a preparar el ánimo pensando en octubre. Como en su momento resaltamos la designación de la platense Elisa Felicitas Arias para que se haga cargo de controlar y sincronizar la hora mundial, ahora destacamos que otra argentina de sobrados méritos científicos se ocupará de ordenar los relámpagos de este mundo agitado y tormentoso. Ella estudia la temperatura y vigila los embates lluviosos de este Niño que hoy, en su día, nos avisa que la naturaleza anda pidiendo un alargue para no tener que llegar a los penales.

Son dos argentinas que por su condición femenina saben mejor que nadie gestionar el tiempo y el clima. Está muy bien que hayan elegido mujeres, porque son las que mejor controlan. Aprendieron con instinto de madre aquello de “abrigate que hará frío” y “a qué hora vas a volver”. Y desde esas recomendaciones no han cesado de honrar el termómetro y el reloj. Saben que lo de enseñar a respetar la exactitud y a descifrar nubarrones es parte de su deber de amas de casa. Siempre tuvieron a mano la puntualidad y el pullover. Son costumbres aprendidas en la infancia, que ellas, perfeccionistas y talentosas, le fueron dando valor de doctrina y cálculo. Y desde allí, desde los ventanales de sus moradas y de su vocación, Elisa y Cecilia fueron descifrando los misterios de un planeta hecho de tiempo y tempestades, que en cada tormenta nos recuerda que debemos estar alertas.

Ya tenemos a dos de las nuestras en lugares clave para ir comprendiendo la falta de tiempo de un mundo donde sobra eternidad. Una se dedica a programar brisas y lluvias, y la otra, a poner en punto las horas de la Tierra. Elisa, la astrónoma platense, se encarga de alistar los relojes de un planeta que a veces adelanta un poco y a veces atrasa demasiado. Y Cecilia regentea pronósticos y frioleras. Aquí aprendieron a lidiar con los imponderables y a manejar los apurones y chubascos de un país donde llovizna desencanto. Quizá Elisa, con todos los relojes del mundo a su disposición, pueda explicarnos por qué en este rincón lejano la inflación y el dólar crecen por hora; y quizá Cecilia, desde sus esmeros y sus telescopios, logre descifrar por qué la naturaleza, tras unos comicios que dejaron a medio país refucilando, le dedicó a Milei un vendaval fuera de programa.

Mientras San Cayetano nos dejaba una aumentada lista de precios, Massa preparaba una nueva peregrinación al FMI, un purgatorio que reparte fondos y penitencias y que, como los chaparrones, a veces ayuda y a veces arruina. El tembladeral de estos días nos consuela con la perspectiva de un octubre incierto y expectante. Hay que consultar a Cecilia y Elisa para que nos digan, con puntualidad, si lo que viene son ventarrones o calma.

Mientras San Cayetano dejaba una nueva lista de precios, Massa preparaba otra peregrinación al FMIEl vendaval de estos días arrancó ilusiones y volaron chapas y candidatos

 

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