La picada, un ritual en casa o en la salida que se va pareciendo a un lujo
Edición Impresa | 6 de Agosto de 2023 | 02:33

La canasta básica de alimentos sufrió fuertes aumentos en el último tiempo, con un impacto importante hasta para comidas que se convirtieron en un clásico ritual de encuentro. Entre esas, la picada que ocupa un lugar preponderante en el menú, la antesala de algún asado familiar o para mirar el partido de fútbol, ha tenido una reducción en su consumo debido a la inflación que sigue afectando el bolsillo de los consumidores.
El fiambre se encarece semana a semana y las familias tienen que optar por consumir menos, comprar segundas marcas e incluso, la picada se convirtió en un gusto para darse de vez en cuando. Consultado por este diario, Ricardo Cuevas, comerciante de Berisso y vicepresidente de la Federación de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires, cuenta sobre los costos de los fiambres para realizar una picada.
Pensando en una tabla de fiambres para cuatro a seis personas, los productos más elegidos en la Región (de las principales marcas) son: un cuarto de mortadela (quinientos setenta pesos); doscientos gramos de salame Milán (seiscientos veinte), un cuarto de queso pategrás (mil treinta), doscientos gramos de jamón cocido (cuatrocientos cuarenta pesos); de jamón crudo (setecientos); longaniza (seiscientos ochenta); un cuarto de queso azul (setecientos cincuenta) y salamín (seiscientos diez pesos).
A estos productos se le suelen sumar, como acompañamiento, los snacks como por ejemplo, papas fritas de copetín (setecientos pesos), chizitos (seiscientos ochenta), maní salado (quinientos), aceitunas sin carozo (seiscientos), maní con cascara (cuatrocientos ochenta), maní cervecero (cuatrocientos ochenta), palitos salados (seiscientos diez) y papas fritas saborizadas (ochocientos pesos).
Estos valores muestran un abultado presupuesto que destinan los amantes de los fiambres, que han reducido su consumo o optan por comprar ni bien cobran para no perder el hábito del todo. También, en los almacenes se ve la tendencia de comprar menos productos y cantidad para completar con otras comidas, por ejemplo, una pizza.
Se busca ofertas y los mejores precios, resignando calidad, coinciden comerciantes locales frente a las subas de precios en fiambres que han tenido incrementos superiores al diez por ciento en las últimas semanas. Este impacto que sienten los consumidores se ve reflejado además en los almaceneros que deben optar por modificar los precios sin que esto implique una perdida en sus comercios.
Por su parte, Javier que tiene fiambrería en 76 y 22 informa que la mayor suba de precios se vio reflejada en los lácteos con aumentos de 10 por ciento mensual, además la suba de la nafta generó un impactó en el precio de alimentos por el costo del transporte.
Ante la consulta sobre las preferencias de los platenses fue contundente: “La gente prefiere la segundas marcas y pagar un poco menos, analizan mucho en los precios y hay productos como el queso rallado que se volvió un lujo”.
Además, afirma que hay productos “de estación” que ven alterados los costos por el consumo, por ejemplo, en primavera- verano se consume más jamón (crudo y cocido) y en invierno, a raíz de la elabora de platos calientes se consumen más quesos como el cremoso, los por salut y de rallar. En este sentido, el comerciante explica que “los quesos para rallar y los quesos de pasta blanda a principio de año tuvieron un aumento más significativo”, dijo.
“En el consumo diario la gente compra lo mínimo e indispensable y aprovechan las promociones, por ejemplo, de los días de descuento con cuenta DNI, que suelen usar más de una cuenta por familia”.
La picada que muchas veces significó un acompañamiento de otros platos principales como el asado, hoy se ve sustancialmente en menor cantidad debido al aumento de precios de los lácteos y embutidos con respecto a la carne que tuvo un menor incremento.
En la búsqueda de precios, Javier, que también tiene fiambrería en otro punto de la ciudad, explica que en lo que respecta a las picadas más completas, se dan prioridad a las reuniones entre familiares y de amigos a principio de mes. Luego, el consumo se ve más reducido y cuidado llegando a los últimos días del mes. “Se fijan más el precio, sobretodo de los quesos pategrás y fontina que no llevan más media horma, piden tamaños más reducidos. En cuanto al jamón piden paleta o segundas marcas”, finaliza.
Por tanto, una de las comidas más elegida, la clásica picada se convirtió en un plato para consumir “de vez en cuando”. Tanto embutidos como lácteos se suman a la lista de productos que han percibido aumentos superiores al cien por ciento en el último año. De esta manera, las familias necesitan presupuestos más abultados para sostener el consumo.
La picada no viene sola en costos, ya que es parte de la previa a otros platos
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