Tiene 14 años, baleó a un motociclista en un intento de robo, y está en libertad

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En nuestro país, el texto frío de la ley colisiona con la terrible realidad de los hechos. Y la polémica está planteada hace años. Se sabe que la edad de imputabilidad penal de los menores está fijada a partir de los 16 años, pero mucho antes hay adolescentes capaces de causar un gran daño. Como ocurrió el pasado 9 de enero en 66 entre 28 y 29, donde, según indicaron fuentes policiales, a un pibe de 14 no le tembló el pulso para dispararle a un motociclista en un intento de robo.

Pudo haberlo matado, claro está. En este caso la bala quedó alojada en una pierna y, en principio, no representó un riesgo de vida, al margen de las complicaciones lógicas de una herida de esas características.

Sin embargo, la Justicia del Fuero de Responsabilidad Juvenil, por la situación planteada, ordenó su liberación. Solo estuvo un rato demorado en la comisaría hasta que se terminó el papeleo de rigor.

La Policía, que investigó el grave episodio, llegó a un domicilio en Los Hornos, donde procedió a la captura del sospechoso y la incautación de distintos elementos de interés.

De nada de eso se puede dar cita, porque hay cuestiones legales que impiden brindar datos que sirvan para individualizar a un chico.

En el mientras tanto, cuando se debate una posible baja en la edad de imputabilidad, cuestión que insistimos, lleva mucho tiempo en Argentina, las medidas de seguridad podrían ser una alternativa recomendable para casos donde esté probada la peligrosidad de un menor.

Es decir, ponerlo a resguardo por su propia integridad física y también la de terceros.

Sin embargo, no es una herramienta que suela utilizarse, más allá de alguna excepción.

A esta altura de los acontecimientos, la pregunta que muchos se hacen es: “¿Si un menor de 14 años empuña un arma y dispara, no está demostrada su peligrosidad. O hay una mejor solución que mandarlo a la casa?”.

 

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