Cerezas: dulce tentación

La temporada de cerezas está en su esplendor. Es una fruta muy sabrosa, que además tiene muchísimas propiedades positivas para la salud.

Las cerezas son una gran fuente de vitamina C, calcio, hierro, magnesio y potasio. Una porción normal de cerezas es aproximadamente una taza de cerezas sin carozo o 236 ml de jugo de su jugo.

Las cerezas pueden ayudar a combatir la inflamación; pueden mantener el corazón sano y además, son uno de los muchos alimentos que pueden reducir el colesterol. Se han realizado investigaciones que sugieren que los alimentos ricos en antocianinas (un potente antioxidante que se encuentra en las frutas de colores intensos) aumentan las cifras de colesterol HDL y reducen las de colesterol LDL.

Esta fruta puede mejorar la salud de tu piel (son muy ricas en vitamina C, que es necesaria para producir el colágeno que forma la piel) y pueden mejorar la recuperación del entrenamiento, además de favorecer la salud del cerebro y fortalecer el sistema inmunológico.

¿Comer cerezas frescas, congeladas, en forma de jugo o secas? Hay que tener en cuenta que el jugo de cereza carece de la fibra que ofrecen las cerezas enteras. Esto puede limitar los beneficios de una dieta más rica en fibra, pero es posible que su jugo proporcione una mayor dosis de vitaminas y minerales.

No hay mucha diferencia entre las cerezas frescas y las congeladas.

También se pueden disfrutar al horno, incorporándose a algunas preparaciones dulces, como una tarta; o frescas, sumándolas a un yogur. Hay cientos de formas de disfrutarlas a pleno.