“El delito, sin cura”: con un inhibidor, vaciaron la camioneta de un médico

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El método delictivo que implica el uso de dispositivos capaces de desactivar la seguridad de los vehículos mediante la emisión de ondas electromagnéticas volvió a provocar severas pérdidas materiales a un conductor.

En esta ocasión, el perjudicado resultó ser un médico de 37 años, quien a consecuencia de este robo no solo perdió objetos de valor, sino también objetos inherentes a su profesión, entre ellos, una computadora en la que tenía almacenados importantes datos de sus pacientes.

Los conocidos inhibidores de alarma, como se les denomina en el argot delictivo, son dispositivos creados por criminales especializados en electrónica.

Su uso puede manifestarse en diversos contextos. Está demostrado que pueden interceptar señales como las que se transmiten de un control remoto a un sistema de audio o televisión, así como también las comunicaciones que ocurren por radiofrecuencia.

Dentro de la amplia gama de dispositivos potencialmente “hackeables”, también se encuentra el sistema de cierre automático y la alarma de los coches.

Teniendo en cuenta esta información, los investigadores casi dan por sentado que cuando el médico se bajó de su Volkswagen Amarok, en Diagonal 3 entre 471 y Plaza San Martín, lanzaron una señal que impidió la activación del cierre centralizado.

Luego, mientras almorzaba en un restaurante de la zona, se encargaron de vaciarle el auto.

Al cabo de unos minutos, regresó al lugar con la intención de subirse a su camioneta para continuar cumpliendo con su itinerario.

Inmediatamente se percató de que algo no andaba bien. La cerradura de la puerta del conductor se hallaba trabada y su mochila no estaba en el lugar en el que la había dejado. Existía la posibilidad de que estuviera debajo del asiento.

Recién después de varios intentos logró abrir la unidad. Fue en ese momento que sobrevino la frustración al comprobar que su mochila no estaba.

 

 

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