La Plata: capital del teatro independiente

De ser considerada una actividad marginal a ocupar un rol central en el entretenimiento local, la escena autogestiva florece a pesar de las trabas económicas y políticas

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Agobiados por la suba de las tarifas de los servicios, y dando pelea a las nuevas políticas públicas que inclinaron aún más la cuesta para el desarrollo de las disciplinas culturales, el teatro independiente de La Plata es sin embargo “uno de los puntos neurálgicos” de la escena autogestiva a nivel nacional, según aseguran teatristas locales. El “esfuerzo” y la “pasión” de sus hacedores, el famoso “amor por el arte”, y la necesidad de sostener un espacio de resistencia colectiva en tiempos difíciles lo hacen posible.

Todos los fines de semana, los telones se levantan con propuestas que van desde opciones clásicas, en versiones tradicionales, hasta proyectos contemporáneos e infantiles.

De hecho, diferentes espacios darán sala hoy con alternativas que van desde el musical (en El Escape se puede ver la recién estrenada “Felicitas” sobre la vida de Felicitas Guerrero) hasta títulos clásicos pero aggiornados (los domingos de octubre en Espacio 44 se puede ver la versión de Rafael Garzanitti sobre “Rey Lear” de William Shakespeare que vio la luz “tras años de laboratorio”).

“La cantidad de espacios que realizan funciones es innumerable”, asegura César Palumbo, dueño de El Altillo del Sur y miembro de la Asociación de Teatristas del Plata (Atepla), entidad no gubernamental que nuclea a las salas independientes de la región.

Además de las salas teatrales específicas, se transforman en escenarios otros espacios como clubes, centros culturales, bibliotecas y hasta casas particulares.

Con funciones de jueves a domingos, en La Plata hay teatro a lo largo y ancho de la ciudad. Hay actividad en el centro (La Nonna, Teatro de la UNLP, Espacio 44, La Lechuza, Teatro Abierto, etc.); pero también en los barrios, desde Meridiano V (Estación Provincial, El Obrero, El Galpón de las Artes) hasta La Loma (El Escape, Doble T, Escenario 40), pasando por Barrio Norte (Teatro Estudio, Casa Compás), Barrio Hipódromo (Área Chica), El Mondongo (El Altillo del Sur), y llegando hasta Tolosa, City Bell (Teatro Comunitario, Teatro de Cámara) y Villa Elisa (Maga, Pido Gancho).

Semanas atrás, de hecho, fue noticia la inauguración del primer teatro de Villa Elvira: ubicado en 9 entre 81 y 82, el espacio cultural Katarois abrió sus puertas para cumplir con un sueño de la década del 90. Con el objetivo de fomentar la expresión cultural, este edificio cuenta con capacidad para 450 personas, distribuidas en platea baja (300) y alta (156); doble escenario, camarines, calefacción y aire acondicionado, entre otras comodidades de primera línea.

PARA PRUEBAS: DATOS

Dueño de Espacio 44, y presidente de Atepla, Daniel Gismondi asegura que desde hace muchos años el teatro independiente local dejó de ser visto como “una actividad marginal y pasó a ocupar una centralidad entre las actividades culturales, como lugares de entretenimiento, de formación a través de talleres y de encuentro entre personas”. Una concepción que se ve reflejada no solo en la proliferación de propuestas sino, de la mano, en la convocatoria de espectadores.

La actividad de la escena autogestiva es intensa e incluye, además de funciones propias de las compañías locales, eventos ya clásicos de la ciudad, como la Fiesta Regional del Teatro Independiente o el ciclo Teatro x la Identidad La Plata que, en su última edición, ofreció casi 50 propuestas gratuitas en más de 40 espacios, y casi todas con entradas agotadas.

También se destaca la Noche de los Teatros que, organizada por Atepla, promueve la “visibilización de la actividad local” abriendo durante toda una noche las salas con espectáculos gratuitos. La próxima edición, que será el viernes 1 de noviembre, presentará una decena de obras en diferentes salas de la Ciudad (ver aparte).

Aunque exceden a la categoría independiente, vale mencionar la gran actividad que se ofrece en salas como la Discépolo, el Metro o el Coliseo Podestá, con funciones a sala llena de viernes a domingo, y a veces los jueves también.

Aunque en general las propuestas que ofrece el teatro municipal son de espectáculos del tipo comercial, se destacan alternativas como el ciclo de teatro independiente que, desde septiembre, y durante los jueves de octubre y noviembre, continuará desarrollándose en el Coliseo Podestá. El histórico escenario local abre sus puertas para las compañías locales, sin embargo, no cede su sala principal sino la secundaria, la China Zorrilla, para que desarrollen sus funciones. El jueves pasado se presentó la obra “No es Hamlet”, con dramaturgia de Omar Musa y dirección de Soledad Oubiña, y el 31 de octubre será el turno de “Te invito a mi velorio”, a cargo de Irene Bianchi.

CENTRO DE REFERENCIA

La intensidad de la actividad hace que “La Plata se constituya en uno de los centros neurálgicos del teatro independiente del país”, remarca Palumbo, y revela que “la cantidad de elencos porteños y del interior que realizan funciones en salas locales independientes crece día a día”.

Desde hace algunos años, los teatros locales son espacios codiciados por elencos “visitantes” que, atentos a la proliferación de la actividad local, que se traduce directamente proporcional al consumo de parte de los espectadores, son cada vez más frecuentes.

Revirtiendo la tendencia que durante mucho tiempo reinó, ahora son otros los que cruzan la Autopista para “traer la montaña a Mahoma” y a veces, incluso, no solo para funciones esporádicas sino para hacer mini temporadas. Por ejemplo, en Espacio 44 la actriz porteña Marcela Ferradás lleva varias temporadas de “Esa soy yo”, la obra que adapta la novela “Las primas” de Aurora Venturini; y la sala Dynamo fue elegida por el reconocido autor y director Javier Daulte para hacer una temporada en La Plata de su éxito porteño “El sonido”.

¿CÓMO SE SOSTIENE LA ACTIVIDAD?

Con precios populares (un promedio de $6000), a veces incluso “a la gorra”, las salas de teatro independiente no se sostienen con la venta de entradas. En la mayoría de los casos, los talleres de actuación que allí se ofrecen son la principal fuente de ingresos de cada uno de esos espacios; espacios codiciados por jóvenes, adultos y jubilados y cuyos aranceles, sin embargo, apenas alcanzan para cubrir los gastos de funcionamiento. La gente de teatro no vive del teatro: en general, tienen otras actividades que les permiten financiar esta actividad.

Durante mucho tiempo, los espacios teatrales pudieron sobrellevar mejor la actividad en sus espacios accediendo a diferentes líneas de subsidios otorgados por organismos como el Instituto Nacional del Teatro, la Comisión Provincial del Teatro Independiente o el Instituto Cultural. Sin embargo, el recorte de las políticas públicas destinadas a la cultura que lleva adelante el gobierno nacional los ha puesto en una situación de emergencia.

Para tener una referencia, el valor de un subsidio promedio, al que puede acceder una sala, sirve para pagar tres meses de alquiler, y se puede solicitar una vez por año.

Además del aumento de los alquileres, que ahora se rigen con una ley mucho menos contemplativa para los inquilinos, las salas deben afrontar los incrementos de los servicios básicos para su funcionamiento como luz, gas, internet y seguros, entre otros, con lo que el mantenimiento de la actividad se hace, a veces, insostenible.

Frente a este panorama, ¿cómo hacen los espacios para sobrevivir? “Con el esfuerzo y el aporte diario de los que las sostenemos porque amamos la actividad teatral”, asegura Gismondi, para quien “las actividades culturales siempre nos ayudaron a sobrellevar la vida en tiempos difíciles”.

En la misma línea, Palumbo habla de “pasión”, común denominador entre los hacedores del teatro independiente, en donde el “famoso ‘amor al arte’, aún se mantiene”.

“Quizás en tiempos tan duros, se redobla la esperanza en actividades creativas, espacios de resistencia y nos nutrimos y estamos menos solos”, concluye el director.

Con funciones de jueves a domingo, hay salas a lo largo y ancho de la Ciudad

Cada vez más compañías invitadas la eligen para ofrecer aquí sus espectáculos

 

 

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