Jubilados de la Región indefensos frente a estafas y otros delitos
Edición Impresa | 10 de Noviembre de 2024 | 04:59

Un informe publicado en este diario reveló las dramáticas instancias que atraviesan muchos jubilados de la Región, frente a distintas práctica fraudulentas que, a través de las redes digitales, les ofrecen supuestos descuentos en servicios públicos, entre otras modalidades delictivas que se aprovechan de su vulnerabilidad.
Tal como se dijo, los estafadores, que saben que muchos jubilados y pensionados no están familiarizados con las tecnologías digitales, se presentan ante ellos como “funcionarios” de empresas de energía, bancos o incluso de organismos gubernamentales, prometiendo descuentos, beneficios exclusivos o préstamos fáciles.
Algunas estadísticas, como la publicada el año pasado en este diario, ofrecieron cifras elocuentes. Una de ellas señala que se registró en los doce meses computados un total de 890 estafas en la Provincia, con un botín millonario en dólares que pasó a ser propiedad de autores de cuentos del tío a través de WhatsApp y otras aplicaciones digitales. Ello, claro, sin aludir a los robos clásicos que tienen a las personas de mayor edad como víctimas propiciatorias en las calles y en sus domicilios.
Lo cierto es que en las últimas semanas este diario publicó informes y noticias reveladores de un alarmante aumento en el número de estafas que afectan a los adultos mayores de la Región, víctimas de engaños a través de mensajes de texto, correos electrónicos, en redes sociales e inclusive mediante llamadas telefónicas.
La crónica policial reflejó en los últimos días el caso de una mujer de Ensenada que recibió una llamada en su celular, realizada por quien se presentó como un “operador de Edelap”, que aludió a un descuento del 50 por ciento de la tarifa al que supuestamente podría acceder. Y para ello le recabó el envío por las redes de una serie de datos personales y de su cuenta bancaria.
Poco después, al intentar obtener datos sobre esta presunta “operación” en Edelap, desde la empresa se le informó que ellos no le habían formulado ninguna llamada ni requerimiento alguno y que tampoco existía ese descuento prometido. El resultado fue que la víctima constató luego que habían pedido un préstamo en el banco donde tiene sus ahorros.
La mujer llamó al banco y allí le informaron que -“a modo de prevención, porque notaron movimientos extraños”- su cuenta se encontraba inhabilitada, aún cuando le confirmaron que se había generado un préstamo de dinero cuya cifra no fue especificada. La mujer presentó una denuncia judicial.
Lo que corresponde es aguardar que las autoridades intensifiquen campañas destinadas a inculcar advertencias a las personas mayores, para prevenirlas sobre los diversos peligros que corren. No debiera en modo alguno naturalizarse esta modalidad delictiva que afecta a las personas de edad mayor, ni resignarse frente a ella.
Alternativas como, por caso, la de revisar los mecanismos y trámites de pago de haberes a jubilados, de modo que no queden tan expuestos a los delincuentes, o la de divulgar advertencias sobre el manejo digital de sus ahorros debieran intensificarse, para evitar que, como está ocurriendo ahora, se encuentren indefensos frente a una delincuencia que no repara en nada para despojarlos de sus bienes.
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