“Un lugar privilegiado para aprender a convivir”

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El informe 2024 de la ONG Bullying Sin Fronteras ubicó a la Argentina en tercer lugar entre los países con más casos de bullying y ciberbullying entre chicos y adolescentes en edad escolar. Se contabilizaron 14.800 casos graves en el país, lo que implica un incremento del 20% con respecto al último informe, de 2019, donde se habían registrado 12.300 casos.

La Defensoría del Pueblo bonaerense diseñó y puso en práctica el taller “Basta para mí, basta para todos. Hablemos de hostigamiento”, con la intención de trabajar sobre los vínculos en todas las escuelas públicas de gestión estatal y privada. “Adherimos al paradigma que habla de hostigamiento y no de bullying, porque esta figura tiene que ver con una perspectiva mucho más jurídica o criminológica, que atribuye el fenómeno a personas con un rasgo de personalidad. Y un hostigador, en otro contexto, puede ser hostigado”, explicó Dolores Ayerdi, coordinadora de Gestión de Conflictos en la Defensoría.

“El hostigamiento se caracteriza por agresiones reiteradas y sostenidas durante un período largo de tiempo sobre una misma persona, que queda expuesta física y emocionalmente, en un vínculo que se caracteriza por una relación asimétrica de poder”, detalla Ayerdi. Agrega que el fenómeno es grupal, porque involucra al entorno.

“El equipo de mediadores entendemos a los conflictos como algo inherente a la vida de las personas y las relaciones humanas. La escuela no escapa a esos conflictos”, refiere, como tampoco a “las lógicas de violencia que vivimos hoy en las redes, en los discursos políticos, en la intolerancia y en el degradar al otro permanentemente”

“Los niños, niñas y adolescentes están conformando sus identidades, aprendiendo a relacionarse, y mientras construyen esas representaciones del mundo, hacen como una suerte de ensayo también de sus vínculos. El tema es cuando se encuentran con quienes tienen representaciones diferentes, porque, a veces, los pueden gestionar de manera violenta. Desde el taller tratamos de que asuman el conflicto y trabajen para el diálogo, para que pueda circular la palabra y sostener intervenciones que fomenten una convivencia más democrática”, aseguró la mediadora, convencida de que “la escuela es un lugar privilegiado donde podemos aprender a convivir”.

 

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