La “tarde de pile” soñada en La Plata se convirtió en pesadilla

Lo que debía transformarse en una tarde amena junto a un grupo de entrañables amigos, colmada de risas y relax terminó virando hacia el peor de los escenarios: un robo a mano armada en plena vía pública que dejó a las víctimas en estado de shock.

Los damnificados resultaron ser dos amigos porteños que llegaron a La Plata a pasar la tarde en una casa quinta junto a otros amigos que los estaban esperando en 637 y 9 bis. En ese marco, pasado el mediodía partieron desde la ciudad de Buenos Aires en un micro rumbo a nuestra Ciudad.

En medio de un clima de fuerte expectativa, durante el viaje fueron intercambiando mensajes con los anfitriones hasta que, pasadas las 15 horas, ambos dejaron de transmitir. Parecía que se los había tragado la tierra.

Al rato, luego de desesperadas averiguaciones, los amigos pudieron tomar conocimiento de que ambos se habían convertido en víctimas de una banda de ladrones que se trasladaban en Peugeot 208 y que les sacaron desde el bronceador hasta los trajes de baño.

Según pudo saber este diario, los autores fueron descritos como un clan compuesto por al menos cuatro sujetos vestidos con ropas oscuras. Si bien esta clase de ataques sorpresivos suelen ser cometidos mayormente por motochorros y con la oscuridad como aliada, es decir, cuando la mayor parte de la población se encuentran retornando a sus hogares, en este caso se dio una situación diametralmente opuesta a esta tendencia.

Según indicaron fuentes oficiales, al menos cuatro sujetos abordaron a las víctimas a plena luz del día cuando se dirigían a una casa quinta ubicada en la zona. En base a la versión oficial, el hecho tuvo lugar alrededor de las 15.00 de la mañana, luego de que los dos amigos descendieran del micro 307 que, casi cuarenta minutos antes, se habían tomado cerca de la estación de trenes.

Se sabe que tras descender del rodado los tres sujetos lanzaron su despiadado ataque abalanzándose sobre los damnificados, dos chicos de 25 años.

Ni tiempo les dieron para ponerse a resguardo. En un momento pensaron en correr pero debido a que no conocían la zona optaron por acatar las órdenes de los hampones.

Así, sin ningún tipo de opción, a los visitantes no les quedó otro remedio que entregar sus pertenencias.

Como se dijo, además de objetos relacionados con la tarde de pileta que pasarían en la casa quinta, les robaron teléfonos marca iPhone, dinero, tarjetas y documentación.

Naturalmente, ambos damnificados quedaron inmersos en un profundo estado de preocupación. No sólo por las pérdidas materiales que sufrieron y los trámites a los que se deberán enfrentar de ahora en más para poder reponer su documentación.