El amor en los tiempos de la fiebre amarilla en Buenos Aires

El escritor y académico nacido en la Ciudad, José Luis de Diego, que dirige la Serie de los Dos Siglos de EUDEBA junto a la investigadora Silvia Saítta, incorporó a esa colección la novela El intérprete, escrita por Néstor Ponce (1955-)

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Por MARCELO ORTALE

marhila2003@yahoo.com.ar

En abril pasado el escritor y académico platense José Luis de Diego, que dirige la Serie de los Dos Siglos de EUDEBA junto a la investigadora Silvia Saítta, incorporó a esa colección la novela El intérprete, escrita por Néstor Ponce (1955-)

Nacido en nuestra ciudad y después vecino en el barrio de Tolosa, Ponce se exilió en tiempos de la dictadura militar argentina, se radicó en Francia desde hace décadas y se convirtió en profesor universitario y autor de prestigio, que ha sido editado en numerosos países y diversos idiomas. Resulta imposible en estas columnas resumir la trayectoria, los múltiples trabajos literarios, los cargos académicos y las distinciones recibidas por este autor en Europa y América.

“Voy cruzando la Recova entre la confusión del olor a frituras, a sudor y los gritos de los vendedores. Me despertaron hoy temprano los aldabonazos del mensajero del ex Juez, cuando las sombras y la niebla borroneaban aún las siluetas de la plaza”. Así comienza El Intérprete y ese estilo narrativo de Ponce llevará al lector con facilidad hasta el punto final de esa novela.

Se trata de una historia que transcurre en la Buenos Aires de 1860-1870, azotada y transida por la fiebre amarilla. Un intérprete debe relacionar a un anciano acaudalado, Don Matías Unzué de Alzaga, que no sabe una palabra de francés, con su joven novia recién llegada de Francia, que no sabe nada de castellano. El intérprete se enamorará de la chica, pero bajo esa superficie amorosa, la novela se encarga de describir a la Generación del 80, surgida según el texto de una clase social acomodada y con los ojos siempre puestos en Europa. Principales figuras de la época, como Mitre, Wilde o José Hernández desfilan en la novela.

Hijo de Ricardo Ponce y de María Angélica Caraudo, cursó el primario en Escuela 2, el secundario en el Colegio Nacional en donde se graduó, para iniciar sus estudios de letras en Humanidades de la UNLP. Ya escribía, ganó pronto un premio literario en Mercedes y militaba en política. Varios de sus amigos fueron perseguidos y detenidos por los militares y en agosto de 1974 pasa a la clandestinidad.

Pero ahora se le pregunta a Ponce por sus recuerdos de La Plata, a este escritor que concluyó sus estudios en la Universidad de la Sorbona (París) y pronto dictaría cátedras como lo hace hasta la fecha en las universidad de Rennes y de Angers como titular de Literatura Latinoamericana. En 2013 fue nombrado Caballero de las Artes y las Letras..

¿Qué es lo que más recuerda de La Plata y de su barrio, Tolosa?

Por lo pronto, dice, “la memoria personal y colectiva es un alimento constante en mi escritura. La infancia y la adolescencia son emergencias permanentes en los momentos en los que escribo. La familia, los amigos del barrio de 44 entre 10 y 11 en La Plata, los vecinos cuando mi familia se mudó a Tolosa cuando tenía 13 años. “¿Qué recuerda uno? Principalmente los momentos felices, los partidos de fútbol en la avenida 44 cuando estaba la gran rambla, o en la Plaza Paso o en la Plaza Italia, y también en Plaza Moreno con los compañeros de la escuela n°2, de 9, 47 y 48”.

De Tolosa rememora Ponce “el gran terreno arbolado del fondo de mi casa, el olor de los tomates de la quinta y el grito del tero de mi abuelo, las lecturas a la sombra de las plantas. Y, por supuesto, el Colegio Nacional y la amistad con todos aquellos que hoy siguen siendo mis amigos, las discusiones políticas, las risas, las salidas nocturnas, los partidos de rugby (jugó en el Club Universitario). Recuerdo una época de libertad, sin las preocupaciones de la vida”.

LA GENERACIÓN DEL 80

En 1980, ya en Paris, empieza a colaborar con la revista Franja, que se edita en Bélgica en la que publica artículos literarios, entrevistas y poemas. Participa en la creación de un grupo de reflexión sobre el peronismo revolucionario, con Ernesto Quiles, Hugo Ziliani, Fortunato Malimacci, Miguel Ángel Estrella, Elena Quiles, Teresa Ziliani. En Francia fue traductor, periodista, guionista y ejerció como profesor.

Se le pregunta si lo nacional como fenómeno literario podrá quedar a salvo, o no, de la globalización. ¿El mundo ya le ganó a la aldea?

“Mi primera novela, El intérprete (publicada inicialmente en 1998) transcurre en el siglo XIX, hacia 1870/1871, cuando Buenos Aires era todavía una aldea. Sin embargo, aparece ya una cierta forma de globalización a través de la influencia y la admiración de los argentinos por lo europeo, por Francia en particular.

“Durante muchas décadas, Argentina vivió pendiente de Europa, queriendo copiar o imitar los modelos políticos y culturales. Luego esta atracción cambió por el sueño norteamericano, que para muchos argentinos fue una pesadilla. Creo que para un escritor es importante defender la singularidad nacional, principalmente a través de la lengua y de cierta forma de idiosincrasia, recurriendo a todo tipo de manifestaciones culturales, como el humor, la música, las pasiones, los espacios personales, las geografías.

“Es cierto que varios de mis textos (El intérprete, La bestia de las diagonales {1999}, Una vaca ya pronto serás {2006}) transcurren en el XIX. Esto obedece al hecho de que, a mi juicio, la Argentina moderna proviene del modelo trágico creado por la generación de 1880. Este afán de construir una Argentina como prolongación de Europa fracasó completamente y se encuentra en la base de la tragedia que nos acompaña desde entonces.

“Dicho esto, tampoco podemos ignorar que el mundo se ha empequeñecido y que siempre se puede sacar algo positivo de todas las culturas. En ese sentido, la escritura tiene que dejar las puertas abiertas y destacar la imaginación. Tengo otras novelas (Azote {2008}, Hijos nuestros {2004}, Toda la ceguera del mundo {2014}, El lado bestia de la vida {2016}) que transcurren en la época actual entre Argentina, España, Francia, México, y que incorporan otros registros lingüísticos, patrimoniales, societales. Es decir que la literatura no debe aislarse, todo lo contrario: en el intercambio, en el diálogo, incluso en la confrontación, se enriquece la imaginación. El hecho de que hayan sido publicadas en México, Colombia, Cuba, Chile, España, Alemania, Bulgaria, muestra que mi literatura no se cantona a un ámbito exclusivamente nacional, sino que también puede suscitar el interés en otros horizontes culturales”.

El intérprete
NÉSTOR PONCE
Editorial: EUDEBA
Páginas: 240
Precio: $19.000

 

El intérprete
Néstor Ponce

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