La estrategia cambiaria a la baja y su influencia en el ritmo de devaluación
Edición Impresa | 24 de Noviembre de 2024 | 03:29

Esteban Pérez Fernández
En una semana marcada por la estabilidad relativa en los mercados cambiarios y la mirada puesta en los próximos meses, el Gobierno sigue consolidando su estrategia de control sobre la economía. La brecha cambiaria bajó a menos del 10%, con un Banco Central (BCRA) que acumula reservas a niveles récord, marca un escenario inusual en la economía del país.
El Central continuó con su postura compradora, acumulando más de 1.221 millones de dólares en lo que va de noviembre.
Sin embargo, la variable que observan los inversores es la posible reducción del “crawling peg” o el ajuste gradual del tipo de cambio oficial. Esta medida, que en un primer momento fue tomada como una señal de confianza por parte de los analistas, está relacionada con la desaceleración de la inflación que mostró datos más bajos de lo esperado en octubre. Si esta tendencia se mantiene en los próximos dos meses, el Gobierno podría reducir la pauta del crawling peg a un 1% mensual, en lugar del 2% actual.
El dato de inflación de octubre, que sorprendió con una desaceleración al 2,7%, marcando su nivel más bajo desde noviembre de 2021, dio lugar a esta posible flexibilización. A través de una publicación en redes sociales, el presidente Javier Milei anticipó que si la tendencia se mantiene, se reducirá la pauta de devaluación mensual. Esta decisión, según revela un informe de la consultora Ecolatina, se alinearía con una inflación en descenso durante el último bimestre de 2024, aunque no dejará de depender de una decisión política del Ejecutivo y su equipo económico.
No obstante, uno de los mayores riesgos de esta estrategia es el tipo de cambio real, que actualmente se encuentra en niveles relativamente bajos, similares a los que se vieron en 2015 y 1998. De mantenerse la desaceleración inflacionaria, una tasa más baja de devaluación podría contribuir a estabilizar el tipo de cambio nominal, pero también genera incertidumbre sobre la sostenibilidad de la competitividad externa del país.
Además, el informe revela que el tipo de cambio real se encuentra en niveles preocupantes en comparación con los de años anteriores, lo que abre un abanico de preguntas sobre su capacidad de sostenibilidad en el largo plazo. La reducción del crawling peg también podría tener efectos en la balanza comercial, con un impacto directo sobre las exportaciones e importaciones, así como en el ingreso de dólares a través de los préstamos internacionales y las inversiones.
Desde el punto de vista de la estrategia cambiaria, la reducción del crawling peg podría beneficiar a los exportadores argentinos al robustecer la estrategia del “carry trade” en dólares, lo que incentivaría a los productores a liquidar más rápido sus exportaciones y generar una mayor liquidez en pesos. Esta situación podría aliviar parcialmente la presión sobre el mercado cambiario, mientras que también crearía condiciones favorables para los importadores, que buscarían acceder a dólares a un ritmo más suave.
Según Ecolatina, el carry trade -que permite obtener ganancias en moneda extranjera mediante operaciones en pesos- se ha consolidado como uno de los denominadores comunes en los resultados cambiarios recientes. Las altas tasas de interés en pesos, que ya se encuentran en terreno positivo en términos reales, hacen más atractiva esta estrategia tanto para exportadores como para importadores, quienes pueden aprovechar la coyuntura para mejorar su liquidez.
Más allá de los movimientos inmediatos en el mercado cambiario, los economistas señalan que la clave de la estrategia del Gobierno hacia 2025 pasará por el comportamiento de la cuenta financiera, que involucra el flujo de préstamos en dólares, el ingreso de divisas a través del RIGI (Reglamento de Ingreso de Divisas por Inversiones) y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La renegociación de la deuda externa, especialmente con el FMI, será crucial para acceder a nuevos fondos frescos que ayuden a fortalecer las reservas internacionales.
Ecolatina también señala que el impacto de estas decisiones está profundamente relacionado con las expectativas de devaluación. Mantener las expectativas bajo control será fundamental para evitar un nuevo ciclo de inestabilidad cambiaria y seguir consolidando las bases de una política económica que, a pesar de las críticas, ha mostrado resultados positivos en la desaceleración de la inflación y el comportamiento del tipo de cambio.
A medida que se acerca el cierre del año, el futuro económico dependerá de una serie de factores externos e internos. El comportamiento del dólar y las políticas de tipo de cambio del Gobierno serán determinantes en la capacidad del país para atravesar los próximos meses con estabilidad cambiaria. Sin embargo, aún quedan incógnitas por despejar, como el futuro de impuestos como el PAIS y el posible lanzamiento de un nuevo tipo de cambio blend, que aún no ha sido definido.
Asimismo, la sostenibilidad de las políticas dependerá de la capacidad del Gobierno para generar confianza en los mercados internacionales y mantener un equilibrio entre la estabilidad monetaria y la competitividad económica. A medida que la relación con Brasil y otros países emergentes continúe moldeando las expectativas, el próximo ciclo de negociaciones con el FMI y los flujos de inversión en dólares serán claves para asegurar un panorama económico estable y sustentable hacia 2025.
Las próximas decisiones sobre el crawling peg y el manejo de las expectativas cambiarias serán cruciales para la economía en los próximos meses.
Si bien el entorno internacional favorece ciertas expectativas de crecimiento y estabilidad, los desafíos internos siguen siendo significativos y deberán ser manejados con cautela y visión política para evitar un escenario de inestabilidad cambiaria que socave las posibilidades de crecimiento a largo plazo.
El tipo de cambio real se encuentra en niveles preocupantes contra años anteriores
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