VIDEO. La Reina de la bailanta: adiós a Lía Crucet, diva tropical que marcó una era

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Hace rato que Lía Crucet había perdido la chispa: la cantante tropical que es el rostro de una época efervescente en la movida popular estaba internada desde 2021 en un geriátrico, desaparecida de los medios y afectada además por un cáncer broncopulmonar que, finalmente, se cobró su vida ayer.

Delia Crucet, así su verdadero nombre, tenía 72 años. Nació en Gerli, y tras una carrera que la convirtió en ícono de la movida tropical pasó sus últimos años internada en Mar del Plata, con problemas de salud e intervenciones. La cantante sufrió un accidente doméstico en el cual se quebró la cadera, padeció una neumonía, bajó 60 kilos y tuvo una perdida parcial de pelo. Mientras, además, se tejían rencillas entre la hija, Karina, y el marido de Lía, Tony Salatino, a raíz de un video que publicó él para “llevar tranquilidad” pero que terminó en realidad llevando más preocupación a sus fans al ver el estado desmejorado de la emblemática Crucet. Las diferencias entre Tony y Karina solo crecieron en este último tiempo.

Un final, entonces, que no le hizo justicia a una figura popular incandescente: su última imagen no hace juicio a la exuberancia con que acostumbraba a su público. Cantante y vedette conocida por su papel destacado en la música tropical y el cuarteto, se convirtió en un ícono de la movida tropical, con canciones memorables como “La Güera Salome” y “Que Bello”.

Alentada por sus padres, Lía comenzó su carrera artística en el teatro de revista y la televisión argentina, lugares en los que se desarrolló como vedette. Dio sus primeros pasos en el teatro Maipo de la Ciudad de Buenos Aires y compartió escenarios con cómicos y actrices del país como Jorge Corona, José Marrone, Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Enrique Pinti, Nito Artaza, Dringue Farías, Adolfo Stray, Ethel Rojo, Moria Casán, Naanim Timoyko, Vicente Rubino, Tristán y Patricia Dal, entre otros.

Con ellos también participó del cine picaresco de la época, antes de saltar a la música con “Yo no soy una abusadora”, su primer disco. Pero su gran éxito llegó con su segundo trabajo, “La Movidita”.

Seguirían diez discos más que son apenas la punta del iceberg de una carrera llena de cariño y música, en la que entabló una particular relación con la comunidad LGBTQ, que la llevó a apariciones en América y la Fiesta Plop.

 

 

Lía Crucet

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