¿Beneficiaría a la Argentina un regreso de Trump a la Casa Blanca?

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Ignacio Labaqui

El martes de la semana que viene tendrán lugar las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Los sondeos de opinión pública muestran una competencia reñida entre el expresidente Donald Trump y la candidata demócrata Kamala Harris. Todo indica que la elección se definirá por un puñado de votos.

Siendo Estados Unidos la principal potencia a nivel global, el resultado de la elección tendrá implicancias importantes para el resto del mundo. La Argentina no será la excepción. La cercanía entre el presidente Javier Milei y el candidato republicano ha llevado a que se presuma que un triunfo de Trump beneficiará al Gobierno, particularmente en la relación con el Fondo Monetario Internacional. El 31 de diciembre de este año expirará el Acuerdo de Facilidades Extendidas de marzo de 2022.

Si bien la Argentina no enfrenta vencimientos de capital con el Fondo hasta 2026, un nuevo programa de asistencia, especialmente uno que cuente con recursos frescos, contribuiría a fortalecer las reservas del Banco Central y darle un impulso extra al sentimiento positivo de los mercados financieros respecto de nuestro país.

Las demoras en las revisiones 9 y 10 del programa en curso, las críticas deslizadas por el Fondo respecto de la política cambiaria y monetaria, y de la calidad y sustentabilidad de la política fiscal, entre otros temas, dan prueba de las diferencias existentes entre el Gobierno y el organismo de crédito.

Diferencias que también giran en torno al volumen de financiamiento que espera el Gobierno de un eventual nuevo programa.

Especulaciones

La llegada de Trump a la Casa Blanca, según se especula, llevaría a que Estados Unidos presione al FMI para que este ablande su postura negociadora y acceda a desembolsar un mayor volumen de financiamiento fresco.

Si bien es posible que una nueva gestión de Trump ayude al gobierno de Javier Milei en sus negociaciones con el FMI, es conveniente moderar el entusiasmo por una variedad de motivos.

El primero de ellos es que, independientemente de quién gane las próximas elecciones, América Latina no ocupa un lugar prioritario dentro de la agenda de política exterior de los Estados Unidos. Dentro de la región, la Argentina incluso tiene un menor grado de prioridad. Como dato favorable cabe destacar que, a comparación con otros países de América Latina, no hay temas de agenda negativa con los Estados Unidos.

A la vez, el hecho de que Brasil, Colombia, Chile y México estén gobernados por partidos de izquierda o centroizquierda puede darle un mayor lugar a Milei en la agenda regional de un eventual gobierno de Trump por la mayor cercanía ideológica.

Sin embargo, más allá del alineamiento con Washington, que como el propio Milei ha dicho no depende de si hay un demócrata o un republicano en la Casa Blanca, parece poco probable que la Argentina ocupe un rol destacado en la política exterior norteamericana.

El aumento de aranceles

En segundo lugar, Trump ha señalado que planea subir un 10% los aranceles para todas las importaciones que ingresan a los Estados Unidos. Salvo que la gestión de Trump exceptúe a “países amigos”, ello afectaría negativamente a nuestro país. Estados Unidos es el tercer destino de las exportaciones argentinas. Durante su primera gestión Trump exceptuó a los limones, el acero y el aluminio argentinos de medidas proteccionistas. Pero nada garantiza que vaya a ser así en un futuro.

Hay dos factores adicionales que es conveniente ponderar. Por un lado, el factor tiempo. Trump recién asumiría el 20 de enero la presidencia. La confirmación de sus principales funcionarios demorará aproximadamente un mes. Y hasta que ello se traduzca en un cambio en la postura de Estados Unidos en el Directorio del FMI, probablemente pase algo más de tiempo.

Por otra parte, si bien Estados Unidos es el principal accionista del Fondo, la concesión de un paquete de financiamiento de volumen similar al de 2018 requerirá del acompañamiento de los otros accionistas principales. No es del todo claro que haya predisposición de los demás accionistas grandes del Fondo a aumentar la exposición con Argentina.

Finalmente, incluso si efectivamente un gobierno de Trump facilita las negociaciones con el FMI y ello resulta en un programa de financiamiento con recursos frescos por encima de lo que espera el mercado financiero, resta ver si los beneficios que provee la relación bilateral con Estados Unidos no son compensados por el impacto que una nueva administración Trump tendría a nivel sistémico.

Si la llegada del candidato republicano a la presidencia resultara en un escenario internacional más volátil, tanto en lo político como económico, ello difícilmente será beneficioso para países como el nuestro, independientemente del alineamiento o de contar con un programa generoso por parte del Fondo Monetario Internacional.

La experiencia del Gobierno de Mauricio Macri deja como moraleja que lo que el Trump bilateral te da, el Trump sistémico te lo quita.

 

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