La biografía de Karina: la más poderosa del Gobierno detrás de Milei
Edición Impresa | 15 de Diciembre de 2024 | 04:50

Por MARIANO PEREZ DE EULATE
Exclusivo suscriptores, publicado el domingo
Al cabo de un año de gestión libertaria, estaba casi cantado que la influyente Karina Milei iba a ser objeto de interés periodístico al punto de ser merecedora de un libro sobre su vida. En especial porque desde el propio gobierno se fue armando a Karina como objeto de interés desde el momento en que se tomó la decisión política de empoderarla de hecho. De exponer, desde su manejo diario de la cosa pública, por qué el Presidente le ha dicho siempre “El Jefe”.
Eso la sacó de aquel segundo plano que mantenía cuando Javier Milei fue dejando su rol de invitado a programas de televisión para iniciar su ascenso político, hasta ubicarla en una poltrona imaginaria casi como un segundo presidente de la Argentina actual. En ese recorrido fulminante de dos años y en aspectos de la vida pasada que explican mucho del presente se mete la periodista Victoria De Masi con su biografía de la secretaria general de la Presidencia: “Karina. La hermana. El Jefe. La soberana”. Que desde el título anticipa su tesis sobre el alto grado de ascendencia que tiene la protagonista en las decisiones de Estado.
Allá por 2021, a De Masi -periodista con origen en la gráfica- le tocó cubrir para el diario digital de perfil progresista en el que trabaja los primeros actos de La Libertad Avanza que terminarían con Milei diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Es en ese contexto que nació su interés por analizar la evolución de ese espacio político joven y donde empezó a tomar contacto con la figura de Karina, desde siempre la sombra del hermano. Se aclara que la actual funcionaria nunca la atendió para el libro pero si varias personas que la frecuentan y la conocen.
Un dato interesante que refleja el texto: la mayoría de esas fuentes que accedieron a hablar con la autora solicitaron, casi rogaron, que sea en secreto absoluto, en lugares en los que no fueran vistos. También hubo pedidos para que se borraran rápido mensajes enviados por Whatsapp. O el caso de una persona que le mostró una foto de la infancia sólo una vez y por pocos segundos, como si estuviera revelando un enigma milenario. “Porque si no me matan”, sería la justificación siempre. No literal, claro.
Esa sensación de temor a que la aludida en el libro se entere quién fue fuente de la investigación explica el alto valor que le dan los Milei a la privacidad, pero también a la supeditación al secretismo como método de relacionarse con otros. Y ahora, ya en el poder, de disciplinar.
El libro cuenta algunas cosas del pasado de la familia Milei que se conocían por lo mucho que ya se ha escrito sobre el Presidente, biografía no oficial incluida. Como por ejemplo, las palizas que le daba a Javier el padre de ambos, Beto, y el tono despreciativo con el que se dirigía a él. A ella, nunca. Karina siempre era el consuelo posterior del hermano, el hombro sobre el que llorar. Incluso hasta somatizaba sus dolores: hay rememorada en el texto una muy buena anécdota de una de aquellas golpizas luego de la cual la que terminó internada en el hospital fue Karina y no Javier porque ella se descompensó mal al ver la escena
Para Milei, Karina siempre estuvo. Desde que era una nena y no se perdía ni un partido de fútbol de su hermano arquero, primero en equipos barriales y luego en inferiores de Chacarita. De tanto que iba ella, se convirtió en la mascota de los equipos, relata De Masi.
En el libro la autora recurre varias veces a la técnica de contar cómo trabajó, incluso recurriendo al tiempo presente. “Me dirijo a tal lado…”; “Me recibe en su casa…”. Por aquella pulsión familiar al silencio, transmite que le ha costado rastrear el pasado de Karina, una mujer si se quiere gris, claramente sin formación política, que terminaría armando dos campañas electorales y acaso el batacazo más grande en las urnas de los últimos años. Que no se destacó por su protagonismo en la época siempre dura del colegio (“No puedo creer dónde está”, dirá alguna fuente consultada) pero que ahora reviste una enorme cuota de poder real.
Así, De Masi irá contando que la hermana presidencial durante muchos años fue secretaria, un trabajo que ejerció en estudios, consultorios y alguna oficina. Luego, decidida a independizarse, puso una gomería en Acassuso. Trabajó en una empresa agropecuaria de su padre (que pasó de módico empresario de transporte a millonario multi inversionista), hizo varios estudios (una licenciatura, tecnicaturas, cursos, especialización en repostería) y se convirtió en “entrepreneur” con la venta de tortas y ropa. Muchas de estas pinceladas de Karina se conocían en líneas más generales.
La relación simbiótica entre ella y Javier es una constante que atraviesa el libro, en definitiva la vida de la retratada. La autora no duda: “Karina y Conan son los seres vivos más importantes para Milei” (Se aclara: en especial el primer mastín, que luego fuera clonado).
Hay un par de anécdotas que suenan a hallazgos del libro y que sirven para graficar aquel grado de comunión entre hermanos, que incluso trascienden una definición que siempre tira Milei: “Karina es mi ángel guardián”. Es que además ella ha hecho cosas notables para complacerlo. Por ejemplo, interactuar con una suerte de médium, Celia Melamed, en la búsqueda de una conexión espiritual con el perro muerto. La autora la entrevistó pero, claro, tuvo que ir con su gatita. Nos enteraremos que Karina se interesó mucho por la espiritualidad, alcanzando un nivel elevado en un tipo de meditación muy compleja y que “se comunica con entidades”. No sabremos de qué tipo.
Otro “revival” del pasado. Cuando Javier dejó el fútbol por la música se hizo “frontman” de una banda que tocaba covers de los Rolling Stones. Subía al escenario vestido y, cual Mick Jagger, terminaba en cueros revoleando camisa, remera o lo que sea. Así, Karina pasó de mascota del equipo a “groupie”: su labor en los recitales era ir recogiendo las prendas del hermano para que no se las llevara ninguna otra joven fanática. Es que había que reutilizarlas en la próxima.
Karina fue, además, la autora intelectual de uno de los aciertos de la primera campaña de Milei, hecha muy artesanalmente. Hacer clases públicas de economía en las plazas porteñas, algo desaconsejado por la política tradicional. Pero que le sirvió al candidato para salir de los estudios de TV y tomar contacto directo con la gente. Pura intuición de la dama y, acaso, la ratificación de algo que Javier ha dicho más de una vez: que él es un mero “divulgador” de las ideas de la libertad y que el “verdadero líder” es su hermana.
Siempre explicó eso recurriendo al Éxodo. La Biblia cuenta allí que Dios le pidió a Moisés que libere al pueblo judío del faraón egipcio pero Moisés se sentía flojo de verba y entonces le pidió al Supremo que sindicara a otro que hablara mejor para transmitir el mensaje divino juntos. Y así Dios le mostró a su hermano Aaron. “Kari es Moisés, yo soy Aaron”, definía (¿define aún?) el hoy Presidente. Karina, tan amante de los perros como Javier, le puso Aaron a su mascota más querida.
El libro está escrito de manera sencilla, amena. Sus 220 páginas, que culminan con Karina hablando en público por primera vez en un acto durante el lanzamiento oficial del partido que armó para su hermano, hace apenas tres meses, se leen rápido. Es un libro corto. Una biografía basada en testimonios en “off the record”, sin documentos escritos o fotos inéditas. Lo que, se supone adrede, le baja pretensiones. Editó Sudamericana.
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