Dolor en La Plata por la muerte de Celia Ayllón de Gambier Ballesteros
Edición Impresa | 26 de Diciembre de 2024 | 01:57
A los 99 años falleció en Buenos Aires Celia Ayllón de Gambier Ballesteros, lo que generó un hondo pesar para su familia y amigos.
“Chela”, había nacido en Buenos Aires el 2 de febrero de 1925. Fue hija de María Celia Sourrouille y Lino Ricardo Ayllón. Los Sourrouille emigraron a Argentina desde el País Vasco y en este país extendieron su descendencia. Por caso, “Chela” fue prima hermana del exministro de Economía de la Nación -en la gestión de Raúl Alfonsín-, Juan Vital Sourrouille.
Vivió en su infancia y adolescencia en Bahía Blanca, donde cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional como alumna destacada.
En enero de 1945 junto a su familia se radicó en La Plata, destino al que su madre, María Celia, fue trasladada por su empleo en la Justicia Federal.
En esos primeros años, trabajó en el Registro Provincial de las Personas, situado en 1 y 60.
Vivía entonces con su madre y sus hermanos Manuel “Mamer”, Ricardo “Titi” y Esther “Petty” en la casa familiar situada en la calle 60 entre 3 y 4.
El 16 de septiembre de 1949 se casó con Alfredo Gambier Ballesteros, “Alfredito”, en una ceremonia religiosa íntima celebrada por Monseñor Gambier en casa de Ruth Ballesteros y Alfredo Gambier, los padres del novio.
Allí vivieron hasta 1956, cuando se mudaron a la calle 48 entre 11 y 12.
“Alfredito” y “Chela” tuvieron 4 hijos: Alfredo, Florencia, Mariana y Beltrán.
“Alfredito”, tal como había ocurrido con su abuelo Carlos Alberto Ballesteros, fue presidente de la Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires.
“Chela” fue siempre vecina de La Plata salvo un año, 1965, en que la familia se radicó en Ushuaia por el destino de Alfredito como auditor en la Base Naval. “Uno de los años más felices de mi vida”, escribiría en sus memorias.
La familia que crearon con “Alfredito” se extendió luego en 10 nietos y 11 bisnietos.
Quienes la trataron en forma cotidiana la recuerdan como una persona muy alegre y optimista, dos condiciones de su personalidad que la transformaron en un factor aglutinante en su familia.
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