Las motos, al frente de la peligrosidad vial en las calles de la Región
Edición Impresa | 27 de Diciembre de 2024 | 02:32

Dos incidentes viales con motos registrados desde el miércoles pasados y ocurridos en la Región, que terminaron en dos muertes, una de un peatón arrollado por uno de esos vehículos y otra de un conductor, volvieron a confirmar los elevados niveles de riesgo y conflictividad que plantean estos vehículos en el peligroso tránsito del Gran La Plata.
Si bien es cierto que en el caso de los automóviles y vehículos de mayor porte -a partir de las elevadas multas que se aplican por el incumplimiento de normas de circulación- se advierte una gradual mejoría, pareciera ser que muchos motociclistas siguen manteniéndose en una suerte de universo propio, sin acatar leyes y no pocos conductores al comando de vehículos que tampoco cuentan con chapas patentes y papeles de dominio. De ello depende en buena medida, claro, que las autoridades puedan identificar y sancionar a quienes las conducen.
A este contexto preocupante y poco valioso –en el que no faltan casos de motos robadas- se debe sumar la cada vez más alta conflictividad que exhiben en su circulación callejera, con elevados riesgos para los conductores y terceros.
Los datos estadísticos sobre incidentes viales protagonizados por las motociclistas en la Ciudad no abren campo a ninguna duda. El 2023 fue un año récord en materia de siniestralidad, en el que por accidentes de motos se registraron en la Región 34 personas muertas. Y en lo que va de 2024 son ya 33 las víctimas fatales.
Se ha dicho ya casi todo acerca de un panorama que bordea lo caótico. Basta detenerse junto a cualquier semáforo y observar. Los primeros y casi únicos en cruzar con luz roja, casi ya con total naturalidad, son muchos motociclistas. En esto se caracterizan esencialmente los deliverys, que cruzan con luz roja y circulan a velocidades impropias de una ciudad, muchos de ellos sin luces de posición ni chalecos reflectantes.
Motos que zigzaguean en las avenidas y rutas, que realizan sobrepasos a centímetros de automotores de mayor porte, ya sea por el carril derecho, el central o el izquierdo, buscando ganar metros cuando tránsito está detenido por una luz roja. Allí consiguen llegar hasta la vanguardia de esas filas y luego trasponen sin problema el semáforo en rojo. Nadie los controla ni detiene. Pareciera ser que no existen controles escalonados ni otras alternativas para reprimir esas actitudes.
No solo pierden la vida los conductores y, en ocasiones, sus acompañantes, sino que en cada uno de estos incidentes mueren peatones y suelen quedar personas heridas, algunas gravemente. En el caso de los heridos, debe tomarse en cuenta que además de las graves secuelas que suelen padecer, algunos de ellos, lamentablemente, fallecen después, sin que figuren luego en las estadísticas de mortalidad vial.
Las autoridades debieran modificar sustancialmente este estado de cosas, en busca de que quienes conducen -no sólo motos sino vehículos de cualquier porte- tomen conciencia de la responsabilidad que ello supone.
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