Las inclemencias del tiempo: el efecto en la salud digestiva

Un reciente estudio científico explica la posible conexión entre el cambio climático y un aumento en la frecuencia de enfermedades, específicamente una asociada con infecciones bacterianas

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En los últimos años, la preocupación por el cambio climático ha ido más allá de los efectos evidentes en el medio ambiente, alcanzando ahora incluso a nuestra salud. Un reciente estudio científico británico ha arrojado luz sobre la posible conexión entre el cambio climático y un aumento en la frecuencia de enfermedades digestivas, específicamente la campilobacteriosis, que se asocia con infecciones bacterianas por Campylobacter.

El Dr. Gianni Lo Iacono, profesor titular de bioestadística y epidemiología en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Surrey y autor principal del estudio, señaló la importancia de esta información al afirmar que no solo afecta a los individuos a nivel personal, sino que también tiene enormes impactos sociales y económicos. “Enfermedades como la campilobacteriosis no solo causan molestias a los individuos, sino que tienen enormes impactos sociales, ya que las personas tienen que llamar al trabajo para reportarse enfermas, y ejercen una presión adicional sobre los servicios de salud de todo el mundo”, explicó el Dr. Lo Iacono.

La campilobacteriosis suele ser causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados, y sus síntomas incluyen dolores de estómago y diarrea que pueden durar varios días. Aunque la mayoría de los casos son leves, las infecciones pueden ser fatales para grupos vulnerables como niños pequeños, ancianos frágiles y personas con sistemas inmunológicos comprometidos.

El estudio se basó en el análisis de datos de más de 1 millón de casos de campilobacteriosis registrados en Inglaterra y Gales a lo largo de 20 años. Los resultados revelaron una asociación significativa entre el aumento de las temperaturas y la frecuencia de la enfermedad. Cuando las temperaturas estaban por debajo de los 46 grados Fahrenheit, las tasas de campilobacteriosis se mantenían estables. Sin embargo, a medida que las temperaturas aumentaban, los casos de infección también lo hacían, mostrando un patrón claro con cada incremento de 9 grados Fahrenheit por encima de los 46 grados.

Además de la temperatura, la humedad también desempeñó un papel crucial. Los casos comenzaron a aumentar cuando la humedad alcanzó niveles entre el 75 y el 80 por ciento. Asimismo, a medida que los días de verano se alargaban, superando las 10 horas, se registró un aumento en los casos de campilobacteriosis.

El Dr. Lo Iacono explicó que aún no comprenden completamente por qué estas condiciones climáticas afectan la propagación de la enfermedad. “Podría ser que el clima cálido aumente la supervivencia y la propagación de bacterias patógenas [por lo que el clima causa la enfermedad] o, alternativamente, podría ser el comportamiento de las personas y la forma en que socializan durante esos períodos”.

En cualquier caso, la conclusión es clara: el cambio climático no solo impacta en el medio ambiente, sino que también tiene el potencial de afectar negativamente nuestra salud al facilitar la propagación de enfermedades infecciosas. Estos hallazgos resaltan la urgencia de abordar el cambio climático no solo como una cuestión ambiental, sino como una amenaza directa para la salud pública global.

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