Otro temporal que sacude a la Región, con serios trastornos

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Los platenses vuelven a sufrir inundaciones, con zonas convertidas en mares y con calles en torrentosos ríos que invadieron casas y convirtieron a los autos en embarcaciones llevadas de aquí para allá. Ello en el dramático contexto de una tormenta intensa y en una situación que, por cierto, también se vivió en muchos lugares de la Provincia que además sufrieron fuertes vendavales y granizadas. El cambio climático que comenzó a manifestarse hace más de diez años no ha sido enfrentado con las obras que requieren copiosas lluvias que ayer significaron no menos de 130 milímetros de agua sobre la zona.

Cortes de luz en distintos barrios, vecinos aislados, imposibilitados de llegar a sus hogares. Gente que con criterio no quiso subir a ascensores y que, en previsión, apagó computadoras y televisores o se privó de cargar celulares. Mientras tanto, el Servicio Meteorológico Nacional anunciaba más precipitaciones y posible caída de granizo. También el SMN activó la alerta por ráfagas.

Se vieron y vivieron angustiosas y peligrosas situaciones, como la formación de cauces caudalosos frente a la Municipalidad, en la calle 12 –es decir en pleno centro de la Ciudad- y también a lo largo de la avenida 1, con el estadio de Estudiantes como testigo directo de un vertiginoso río corriendo por allí. Muchas otras zonas, como la esquina de 11 y 47, el Parque Saavedra y distintos barrios, hicieron recordar a Venecia.

Numerosos barrios y localidades vecinas, así como los principales caminos de acceso a La Plata se vieron azotados por la tormenta. Tolosa, Ringuelet, Gonnet, City Bell y Villa Elisa, mostraron zonas totalmente inundadas.

Algunas medidas deben ser adoptadas en forma inmediata, como las conducentes a que los conteiners en los que se deposita la basura no puedan ser empujados por las correntadas de agua como ocurrió. También los vecinos obedeciendo a normas elementales de convivencia deberían ser más cuidadosos con los recipientes pequeños de basura y cuando se trasladan en vehículos hacerlo muy lentamente en las calles anegadas para evitar la generación de verdaderas olas que afectan a los frentistas o eventuales peatones.

Aquí debe consignarse que el crecimiento urbano del distrito vino señalando con elocuencia problemas que son el corolario de pretéritas políticas desacertadas en materia de asentamientos poblacionales y de obras de pavimentación, realizadas al calor de improvisaciones electoralistas y sin disponer la previa instalación de servicios esenciales, como las redes de desagües y cloacales.

“Vamos a pintar calles”, suelen decir algunos políticos cuando empiezan sus campañas. Es parte de la jerga. Las pintan –es decir se tienden precarias pavimentaciones sin obras civiles complementarias. y esas calles hechas a la ligera sirven después para trasladar con mayor rapidez volúmenes de agua a los sectores donde la cota es más baja.

Tampoco se mide el impacto futuro de la vertiginosa construcción de “duplex” en la periferia, en lugares que no cuentan con redes cloacales y de desagüe pluvial.

Eso en áreas del Gran La Plata privadas de redes de servicio, en las que además no se realizan constantes y racionales trabajos de limpieza y desobstrucción de las redes de zanjas, de modo de impedir los anegamientos barriales y conducir los excesos de agua hacia los arroyos que cruzan el distrito, que además necesitan permanentes trabajos de limpieza.

En cuanto al centro de La Plata nada se habla –ni se hace- sobre la pésima o nula prestación de la red de desagües pluviales, desatendida desde hace década, con las bocas de tormenta tapadas por residuos. Se sabe, por ejemplo, que los llamados “registros”, que se encuentran bajo tapas metálicas redondas en muchas esquinas sirven para que vecinos desaprensivos arrojen allí toda clase de residuos, inclusive animales muertos. El agua de lluvia no encuentra salida en esos lugares y se forman verdaderos mares sin salida en esos sitios.

La Región con tres ciudades se encuentra en una zona baja, propensa a sufrir fuertes anegamientos e inundaciones. Desde luego que los hospitales y otros centros de salud, los esforzados cuerpos de bomberos y los equipos de defensa civil deben alistarse, como también lo hicieron siempre, para ofrecer las prestaciones que hagan falta. Asimismo, los clubes y otras entidades que cuenten con espacios, deben mostrarse atentos a la emergencia y estar preparados para ayudar. Son muchas los resortes comunitarios que pueden y deben estar dispuestos para luchar frente a las inundaciones y extender rápidas redes de contención.

El cambio climático producido por el hombre y al que la comunidad internacional no enfrente decididamente seguirá causando temporales y fenómenos atmosféricos caracterizados por lluvias de creciente intensidad que ameritan un nuevo plan de obras hídricas.

 

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