La alimentación “cero emisiones” que colabora con el cambio climático

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El desafío del cambio climático continúa exigiendo acciones audaces y decisivas. Y, sorprendentemente, una solución parcial podría estar en los platos que las familias platenses ingieren cada día. De hecho, un reciente estudio del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK) revela que hacer cambios en la dieta podría aumentar significativamente las posibilidades de limitar el calentamiento global por debajo de los 1.5 °C, un objetivo crucial del Acuerdo de París.

Hasta ahora, gran parte del énfasis para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero se ha centrado en la industria y la energía. Sin embargo, esta nueva investigación destaca un enfoque adicional y sorprendentemente efectivo: ajustar lo que ponemos en los platos de comida. Según los expertos, si se opta por una dieta flexitariana, que reduce la ingesta de carne y se basa principalmente en alimentos de origen vegetal, se podrían aumentar las posibilidades de mantener el calentamiento por debajo de 1.5 °C en un 50 %.

La conexión entre la dieta humana y el cambio climático no es una noción nueva, pero este estudio del PIK proporciona un análisis detallado y cuantificable de cómo las elecciones alimentarias personales y familiares pueden afectar el clima global. En ese sentido, la investigación examinó específicamente la Dieta de Salud Planetaria EAT-Lancet, una dieta flexitariana que promueve la ingesta de alimentos de origen vegetal y reduce el consumo de productos ganaderos.

La producción de carne, especialmente la carne roja y procesada, es una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero, incluyendo el metano y el óxido nitroso. Estos gases contribuyen al calentamiento global al atrapar el calor en la atmósfera. Por lo tanto, al reducir el consumo de carne, no solo se reduce la huella de carbono individual, sino que también se contribuye a la mitigación del cambio climático a nivel global.

La adopción de una dieta más sostenible no solo tiene beneficios ambientales, sino también económicos y de salud. Al reducir la ingesta de carne y aumentar el consumo de alimentos de origen vegetal, se puede mejorar la salud al reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad.

Además, la transición hacia una dieta más equilibrada puede tener un impacto positivo en la economía. De este modo, los países que regulan sus emisiones de carbono pueden beneficiarse de una reducción en los costos asociados con el incumplimiento de sus objetivos climáticos. Así existe una menor necesidad de eliminar dióxido de carbono de otros sectores de la economía, lo que, a su vez, puede conducir a una reducción en los precios de productos y servicios.

Mejora la salud al reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad

 

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