Entrevista exclusiva: Graciela Fernández Meijide analiza el fenómeno Milei y el futuro de la política

La referente de los derechos humanos analizó las causas del ascenso de Milei, el hartazgo con la política tras 40 años de democracia, el peso decisivo del voto joven en su triunfo y la influencia de las redes sociales. Advirtió que bajar la inflación es necesario, pero llamó la atención sobre el riesgo de aumentar el desempleo que ese objetivo lleva implícito

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Germán López

A pesar de haber llamado a votar contra Javier Milei junto a un grupo de personalidades de la cultura en las últimas elecciones, Graciela Fernández Meijide evalúa que una gestión exitosa del actual presidente es necesaria para evitar una nueva frustración de consecuencias impredecibles.

Alejada de la política desde hace muchos años, Fernández Meijide analiza la actualidad nacional y sostiene: “Quiero que a Milei le vaya bien, pero además quisiera y me daría un gran gusto, que terminara reconociendo que la política exige acuerdos como los que está haciendo ahora, y no a escondidas necesariamente, sino claros y transparentes”.

La referente de los derechos humanos en esta entrevista analiza las causas del ascenso de Milei, el hartazgo de la política tras 40 años de democracia, el peso decisivo del voto joven en su triunfo y la influencia de las redes sociales. Advirtió que bajar la inflación es necesario, pero llamó la atención sobre el riesgo de aumentar el desempleo que ese objetivo lleva implícito.

- El año pasado cumplimos 40 años de democracia con una novedad, que fue que Milei ganó las elecciones con todo lo que eso significa en términos de cuestionamiento de lo que viene a ser la clase política. Cómo ve esa irrupción?

- Me parece que en la Argentina había un cansancio muy grande que no se lo podemos atribuir a un solo gobierno. Viene de la época del primer kirchnerismo para adelante, pasando inclusive por Mauricio Macri, que intentó modificar una realidad y no pudo hacerlo como quería. Con partidos tradicionales que fueron perdiendo fuerza y credibilidad. Sus políticos perdieron credibilidad. ¿Por qué? Porque sobre todo la clase media y media baja sintió muchísimo la pérdida del poder adquisitivo y, por lo tanto, de su posición en la sociedad.

- En ese triunfo inesperado por lo abultado del resultado fue decisivo el voto de los jóvenes. ¿Cómo evalúa ese fenómeno?

- Más allá de todo estuvo el factor de los jóvenes y muy jóvenes, que no tienen adhesión a ningún partido político y que seguramente en el lenguaje que ellos usan dijeron “¿Y este chabón qué hace? ¡Dale! ¡Vamos a votar a este chabón!”. Que, por cierto, manejó muy bien la publicidad a través de las redes, sobre todo cuando, me parece a mí, puso el sorteo de su sueldo de diputado. Tanto que hubo un fenómeno en provincias donde en determinadas localidades se corta la luz a determinada hora de la noche y a la gente lo único que le quedaba era mirar el celular y ahí aparecía en Tik Tok Milei todo el tiempo. Eso produjo un fenómeno en esas localidades. A nivel local la gente votó por aquellos que le daban planes, empleo y lo que fuera, los que conocían. A nivel nacional no votó por Patricia Bullrich o, en última instancia, por Massa. No, votó por Milei.

- ¿Y cómo se descifra esa actitud de la sociedad que vota a una persona que no venía de la política, era alguien desconocido, imprevisible en buena medida?

- Precisamente. El hartazgo, el cansancio de tener que trabajar, esforzarse y no ver resultados, hizo que buscara alguien diferente.

Lo que la democracia no logró

- Antes del 83, le echábamos la culpa de nuestros males, con razón, a los golpes de Estado. Llevamos 40 años de democracia y hoy tenemos una pobreza escandalosa y una sociedad descreída en las instituciones. ¿Qué es lo que ocurrió?

- A mí me parece que hay un cambio en las sociedades, no sólo en la Argentina, sino también en Europa, en Estados Unidos. Por alguna razón, en España aparece Vox. Y creo que debe haber las mismas situaciones, aun cuando no podemos comparar lo que es ser pobre en España y pobre aquí. Es otra historia. Pero yo creo que fue una decepción de lo que es la política. Se apostó muchísimo al discurso de Raúl Alfonsín.

- Uno de sus lemas era “con la democracia se come, se cura, se educa”, y eso no ocurrió.

- Claro, pero además se hablaba de democracia republicana, con estricta división de poderes, con el control y todo eso. Y Alfonsín lo creía. Creía que era posible. Pero cuando asume, se encuentra con dos deudas que le consumen mucha fuerza en el gobierno y tiempo, que son la deuda económica que contrajo la dictadura y que los países centrales ya querían cobrar, y también la deuda en sangre. Alfonsín creía que se iba a solucionar en seis meses y cuando empezó a cumplir con su promesa, como fue la investigación, nos encontramos con que seis meses no alcanzaban para investigar la profundidad de lo que había sido el terrorismo de Estado. Y después, cuando él creía que los militares se iban a autojuzgar, se negaron a hacerlo y hubo que cumplir también con la ley y hacer un tribunal federal que hizo el juicio. Si uno piensa por qué se lo va a recordar a Alfonsín, no va a ser seguramente por la cuestión económica, será seguramente por esa investigación y juicio que en la historia del mundo hasta ahora nunca se repitió. Ante esta realidad, menos mal que la democracia duró 40 años. Antes, por mucho menos, se hubiera pedido un golpe de Estado. Los golpes se hacían con apoyo de la sociedad. El mismo golpe, el del 76, tuvo apoyo de la sociedad. Y de la Iglesia, y de sectores empresariales, y hasta sindicales. Ustedes en La Plata lo saben. Y hoy por hoy, a nadie se le ocurrió seriamente hablar de un golpe.

Un cambio de época

- Sin embargo el triunfo de Milei parece marcar un cambio de época.

- Sí, en todo caso, lo que nos golpeó fue la sorpresa de tener un candidato y después un presidente que todo el tiempo provoca escándalos por sus actitudes y sobre todo por su manera de dirigirse al opositor. Su descalificación, el lenguaje tan brutal y escatológico, en muchos casos, que no le impide hacer una alianza después, al más viejo estilo, con aquella a quien acusó de haber sido una terrorista que ponía bombas en jardines de infantes. Cosa que también era mentira y era una exageración. Sí, perteneció a montoneros, pero no puso bombas en ningún jardín de infantes. Y después transformaba en el ministro, uno de los ministros que más cree. Y en eso es un político clásico. Es decir, tiene un lenguaje y unas actitudes que parecen ser diferentes del resto, pero en realidad terminan siendo como las del resto.

- En esa generalización que es la “casta política”, que es como una bolsa donde mete a todos, Milei mete tanto a los pícaros y malandras que durante tantos años aumentaron su patrimonio, como a gente que estuvo en política de una manera honesta. ¿Qué conclusiones saca de esa generalización?

- A esta altura no me importa lo que dice, me importa lo que hace. A esta altura veo que cuando necesita sentarse y negociar, negocia. A esta altura yo me pregunto por qué razón, por ejemplo, las ventajas que tienen ciertas empresas en Tierra del Fuego no las toca nadie. Cuando, por otro lado, no deja a títere con cabeza, con las prepagas y otras situaciones empresariales.

- En pocos meses parece haber obtenido logros impensados cuando inició su gestión.

- Es difícil determinar si esos logros son tan exitosos, porque si consigue, como hasta ahora, que fuera bajando la inflación y que se estancaran los precios para empezar a haber deflación, en principio todo el mundo se pondría muy contento, pero el mercado de trabajo se pone muy complicado. Lo difícil es ese equilibrio, de ahí que todo el mundo esté muy pendiente dentro de la Ley Base qué se hace con el tema del trabajo y las condiciones, porque si una empresa no puede vender todo lo que produce, va a dejar de producir. ¿Quiénes van a sufrir? Y los empleados estén en blanco o en negro. Los que están en negro, más rápido y fácil. Y esto ya pasó cuando Menem privatizó todo y después pretendió tener una re-reelección.

La responsabilidad de la sociedad

- ¿Se ha puesto tanto énfasis en condenar a la clase política en general, digo, la sociedad no tiene ninguna responsabilidad también en lo que ha ocurrido durante 40 años?

- Las clases políticas salen de esta sociedad. Hay una anécdota de hace mucho, de un amigo que vive en España. Cuando en 2001 fue la crisis de la Alianza, recibió en su casa a un argentino que se iba de acá a buscar trabajo, y había sido votante de la Alianza, muy desilusionado. Mi amigo le dijo que De la Rúa no salió más rico, a lo que el otro le respondió ‘hasta en eso era boludo’. Es decir, fue como una confesión de que él hubiera hecho eso. Todo el mundo debería preguntarse qué haría si tuviera poder, aunque sea un poquito de poder.

- Hay otra responsabilidad que surge del voto, es decir, se ha votado muchas veces por candidatos o por fuerzas políticas que albergaban a personas que habían sido muy cuestionadas, incluso en la justicia.

- Bueno, Alberto Fernández, entre otros.

- Sí, o Cristina Kirchner, que está condenada aunque esa condena no esté firme.

- Yo diría que hay un sector en el conurbano bonaerense que se ha sentido muy sostenido y es objeto de la mayor atención por los gobiernos populistas. ¿Por qué? Porque han repartido entre planes, empleos en las intendencias, de lo que fuere, mucho dinero, que es lo que Sergio Massa hizo al final. Massa se gastó dos puntos del PBI en propaganda. Pero, ¿cómo lo iba a recuperar? ¿O cómo lo íbamos a recuperar? Se fue haciendo mucho daño en su triple condición de virtual presidente, ministro y candidato, las tres cosas al mismo tiempo. Hoy por hoy la situación creo que está suficientemente delicada como para que Milei se haya dado cuenta, haya aceptado y haya dado instrucciones de que hay que negociar para conseguir que se vote la Ley Bases, hay que pagar para conseguir. Vamos a ver qué pasa en el Senado.

“Me parece que hay un cambio en las sociedades, no sólo en la Argentina, sino en Europa y EE UU”

- Cómo ve esa negociación del Senado?

- Y bueno, ahí hay que ver qué senadores se sientan o se levantan al momento en que necesita el número; si dan quórum y después se levantan y se van y cuando se cuentan los votos los que deberían estar en contra, no están. Esa es una posibilidad. Y hay que ver a los gobernadores que necesitan plata para pagar los sueldos. Entonces se sientan y dicen bueno, a ver, ¿viene la plata para mí o no viene?

La postulación de Lijo a la Corte

- ¿Qué opina de la promoción de Ariel Lijo como ministro de la Corte Suprema?

- Nosotros como Grupo Político Argentino emitimos un documento diciendo por qué no tienen que votarlo, con distintos puntos que exponen todo aquello de lo que se lo acusa. Si prosperara su candidatura nos dejarían un juez por veinte años, ya que es un hombre joven, y si es un juez que además junto con su hermano recibe dinero por fallar de tal o cual manera o por no fallar, por estirar o por dormir las causas, la verdad que nos ponemos en un problema.

- ¿Cómo se hace para reconstruir la confianza, la credibilidad en la clase política?

- La única manera que yo conozco de que se reconstruya la confianza es que la política realmente trabaje para los temas que prometió. En el caso de los presidentes había una regla de Fernando Enrique Cardoso que a mí me parecía excelente que es: el presidente tiene que enseñar al mismo tiempo que gobernar. Él decía todo lo que iba a hacer y por qué, hacía docencia. Bueno, esta es una posibilidad, Milei lo hace, cada tanto da una entrevista o lo hace a través de Twitter. Y la cuestión es hasta dónde dura la tolerancia y la esperanza que pusieron todos los que lo votaron y todos los que queremos que le vaya bien, porque aunque no lo hayamos votado, y yo no lo voté, quiero que le vaya bien.

- ¿Qué ocurre si no le va bien?

- Si no le va bien, a este país le va a ir peor.

- ¿Qué hay después de esto? ¿No le da la sensación de que ya hemos probado todo en Argentina y todo ha salido mal?

- Probamos todo relativamente, porque las cosas que se hicieron a principio del siglo pasado, que tuvo como líderes Alberti, Sarmiento, Pellegrini, etc., hasta Roca, Urquiza, fueron las que nos conformaron como nación. No hay en este momento vocación de entrega como aquella. En la mayor parte de los políticos, que es lo que resiente la gente, está la ambición de poder, que es lógica: quien diga que hace política y no tiene ambición de poder está mintiendo. Pero el asunto es cómo lo hace. Y para qué aplica el poder. Si aplica el poder para enriquecerse personalmente, su familia y, como hizo Néstor Kirchner, creando una burguesía propia con gente que trajo del sur y los empoderó con dinero (López, Jaime, Báez, De Vido), vamos mal.

La honestidad de los políticos

- ¿Usted podría nombrarme algún modelo de político reciente con el que coincida?

- Por lo pronto, Alfonsín. Lo conocí a Alfonsín. A Alfonsín le importaba tres pepinos el dinero y estaba con el mismo traje tres días seguidos y nadie se lo cepillaba. Era muy desprendido económicamente y no murió rico, ni mucho menos. Chacho Álvarez también cometió errores, pero no era un tipo interesado en la plata. Alfredo Bravo, Alicia Moreau de Justo, Oscar Alende. Conocí muchos políticos, ya tengo 93 años. En cuanto a la gente de hoy, yo creo por lo pronto que Sabrina Ajmechet es una persona honesta y que trabaja bien, como Hernán Lacunza (ex ministro de Economía) me parece también, Luciano Laspina también.

- ¿Es posible la reconciliación en Argentina entre esos dos polos antagónicos?

- Pero ni siquiera hay una separación ideológica que está atrás de este momento. Me temo que avancen hacia ese lugar, algunos, ojalá que no. Es posible, somos capaces de hacerlo.

- ¿De qué manera podría materializarse una reconciliación? Al menos una moderación entre posturas ten extremas?

- De parte del Presidente, no terminar cada frase con “viva la libertad, carajo”. Carajo es nada. Carajo es el lugar donde se subía el guardia del barco para ver si había tierra a la vista. Por eso, si va al carajo, se va muy lejos. Yo creo que es una argucia muy populista. Para el populismo, Laclau lo ponía muy claro, siempre tiene que haber un enemigo delante. Ahora, ¿cuánto tiempo te dura eso? En algún momento falla. Por ejemplo, lo que hizo con el tema estudiantil, fue una gran metida de pata. No solo porque la educación debería ser lo primero, los países que eligieron la educación como prioridad, fueron los que más crecieron. Sino porque fue algo que le jugó en contra.

“En Argentina había un cansancio muy grande que no se lo podemos atribuir a un solo gobierno”

La universidad pública

- Pero al mismo tiempo no fue positivo para instalar el debate de que también a la universidad pública hay que auditarla y transparentar sus movimientos de dinero?

- Por supuesto que sí. Ese debate los vamos a tener siempre en lugares como el nuestro, donde ha habido abusos de poder para enriquecimiento ilegítimo. O para desarrollar más poder. Pero también es verdad que hubo un ojo que no vio.

- ¿Cómo lo ve a Milei hoy?

- Hoy por hoy, creo que tanto Milei como su hermana Karina se han dado cuenta que necesitan territorio propio. Eso cualquier partido chico lo sabe, por eso hizo alianzas con otros. Tiene que dedicarse a armar listas en cada provincia, en cada distrito, en cada intendencia. Si quiere competir con chances en 2025 tiene que dedicarse a armar. Quiero que a Milei le vaya bien, pero además quisiera y me daría un gran gusto, que terminara reconociendo que la política exige acuerdos como los que está haciendo ahora, y no a escondidas necesariamente, sino claros y transparentes.

El paro de la CGT

- ¿Cómo vio el paro de la CGT?

- Tengo la impresión de que fue un paro limitado, que tanto la gente de la CGT como el gobierno sabían que iba a ser un paro relativo. A quienes más fastidió obviamente es a los que necesitan los medios de transporte que salen de la Constitución, de Once, etcétera, pero los negocios abrieron, la gente se movió. Y tengo la convicción de que tanto Héctor Daer como los Moyano, padre e hijo, lo sabían. Y lo saben porque ven que va a haber que hacer mejoras en las leyes laborales, porque así como están ahuyentan la inversión. Creo que este fue un paro, más mirando a preservar la clientela, que son los trabajadores, que para amenazar al Gobierno, porque así como la marcha universitaria en defensa de la educación fue fenomenal, este paro, si uno lo compara, y comparando otros paros de la CGT parecía un chiste.

“La oposición tiene un rol importante, porque lo que quiere Milei es gobernar con leyes”

- ¿Qué piensa de esta metodología del paro general, que ya se ha reiterado tanto en los 40 años de la democracia? ¿Qué validez le asigna?

- En principio, nuestra constitución garantiza el derecho a huelga. Fiel a eso, quienes somos demócratas, no podemos invalidarlo. Pero hay que decir que con el tiempo, el paro general empezó a usarse como herramienta de política del peronismo exclusivamente. ¿Por qué no le hicieron ni un paro a Alberto Fernández? En cambio lo hicieron con Alfonsín sin tomar en cuenta que todavía estaba la amenaza de los militares. Bueno, yo creo que es una herramienta útil, que defiende a la democracia, cuando defiende bien al trabajador.

- ¿Y cómo vio al Gobierno frente al segundo paro general en apenas 5 meses?

- Y estoy convencida que ahora los Gordos, como se les llaman, que a su vez son empresarios, están arreglando con el Gobierno. Y este Gobierno tiene esta particularidad, que empieza con un líder que es muy agresivo pero que al mismo tiempo va aprendiendo lo que significa la política, en el sentido de calcular los acuerdos y a medida que avanza cada vez hace más acuerdos. Y cada vez más la oposición pide un espacio para discutir. Hoy más que nunca la oposición tiene un rol importante, porque lo que quiere Milei es gobernar con leyes, y las leyes salen del Congreso, y eso necesita que en las comisiones se discutan. Y cuando uno entra a discutir en política, sabe que si va a conseguir algo es porque también el otro va a conseguir algo, es decir, que él va a tener que dar o ceder.

“En la mayor parte de los políticos, que es lo que resiente la gente, está la ambición de poder”

 

Graciela Fernández Meijide

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