Maternidad en Argentina: se tienen menos hijos a edades más tardías

Edición Impresa

La búsqueda de desarrollo profesional y una mayor autonomía financiera de las mujeres, junto a un mejor acceso a métodos anticonceptivos, el aumento de hogares monoparentales y la diversidad de modelos familiares, han venido influyendo durante las últimas décadas en un cambio demográfico de nuestro país.

Este cambio, que viene dándose también en gran parte de países de medianos y altos ingresos, se hace de especialmente de manifiesto especialmente en tres tendencias cada vez más marcadas: la caída en las tasas de natalidad y fecundidad, un aumento sostenido en la edad promedio a la que las mujeres deciden tener hijos y una disminución en la cantidad de hijos por mujer.

Según datos del Banco Mundial, la tasa de fecundidad ha experimentado en el planeta un descenso constante en las últimas décadas. Mientras que en 1990 la tasa promedio de fecundidad global era de 3,3 hijos por mujer, en 2022 se ubicó en 2,3.

La tendencia no es diferente en nuestro país. Entre 2010 y 2022, la tasa de fecundidad total pasó de 2,35 a 1,88 hijos por mujer.

A la vez, la edad promedio de embarazo ha aumentado de manera sostenida. Como se desprende del Informe de Natalidad y la Fecundidad en Argentina de la Dirección Nacional de Población, mientras que entre 1980 y 2001, los más altos niveles de fecundidad se concentraban en el grupo de 25-29 años, a partir de esa fecha las cifras comenzar a extenderse hacia la población de entre 30-34 años de edad.

“Entre los factores que han llevado a este cambio en las decisiones reproductivas, se encuentran principalmente el acceso a la educación y la inserción de las mujeres en el mercado laboral. La búsqueda de desarrollo profesional y autonomía financiera es crucial, ya que muchas mujeres prefieren establecerse profesionalmente antes de formar una familia”, reconoce la médica especialista en ginecología y obstetricia Romina Pesce, especialista en fertilidad.

“Además, el acceso a métodos anticonceptivos, el aumento de hogares monoparentales de mujeres que deciden encarar solas la maternidad y la diversidad de modelos familiares, han modificado la percepción social sobre la maternidad y permitido a las mujeres decidir con mayor libertad el momento adecuado para tener hijos.” señala la especialista.

Este cambio en la dinámica maternal tiene tanto consecuencias positivas como negativas. Por un lado, se destaca la mayor autonomía y libertad de las mujeres para tomar decisiones sobre su vida reproductiva. Sin embargo, también existen desafíos que deben abordarse. La maternidad tardía puede aumentar el riesgo de infertilidad y complicaciones durante el embarazo y el parto, tanto para la madre como para el bebé.

Como remarca Pesce, “los problemas de infertilidad en mujeres de edad avanzada, no siempre pueden solucionarse con tratamientos de fertilización asistida (TRA). Esto es una falsa percepción donde se asume que la dificultad reproductiva puede resolverse en todos los casos con tratamientos. Los programas de concientización deberían orientarse a educar y hacer visible las limitaciones en el éxito reproductivo tanto en la búsqueda espontánea como con aquellas asociadas con tratamientos , conforme al avance de la edad.”

 

Argentina
maternidad

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE