De un lado de la Cordillera hay cobre y del otro soberanía
Edición Impresa | 9 de Junio de 2024 | 03:07

Jorge Remón
El Gobierno perdió un valiosísimo tiempo intentando que sus iniciativas sean aprobadas palabra por palabra como si fueran partes de dogmas religiosos. Los peronistas, después del fracaso de su gestión se oponen a cualquier cambio, el radicalismo convertido en una laxa confederación de partidos provinciales no puede unificar posiciones ni siquiera en temas esenciales y los dirigentes del PRO que se burlaban de los líderes de la UCR porque “su deporte favorito es la interna”, hace 18 meses que sus energías están puestas en enfrentamientos hasta de tipo personal.
Resulta gracioso que los políticos argentinos se consideran un ejemplo y participen de la campaña electoral española como si sus éxitos pudieran motivar al electorado extranjero a escucharlos.
Es la política estúpido
Las élites de nuestro país han generado circunstancias políticas que atentan contra el desarrollo económico. En estos días se repiten y acentúan los errores que produjeron la decadencia argentina. Se imposibilita hasta el aprovechamiento de valiosísimos recursos naturales y en los últimos treinta años el Producto Bruto Interno cayó mientras que el de los vecinos subió. Peor aún, la crisis de la educación está alejando a más de la mitad de los argentinos de la posibilidad de incorporarse a la economía de la inteligencia, lo que impedirá la competitividad que exige el desarrollo.
Mientras, los economistas ortodoxos y el Fondo Monetario Internacional han puntualizado que la exitosa caída de la inflación puede servir de base para la transformación, si el plan que se aplique atiende las necesidades de los sectores más vulnerables.
En esas circunstancias el Gobierno ha puesto todo en juego en evitar la aprobación del sistema de actualización de jubilaciones que propone la oposición. La cuestión puede generar una estruendosa derrota, que producirá la imagen de una administración sin poder con una debilidad que no garantiza la aplicación de su plan.
Por supuesto que Milei tiene razones valederas para pensar que el peronismo y los trotskistas (entre otros) propiciaran toda clase de iniciativas que puedan responder a las necesidades reales de la mitad de la población Argentina, sometida a la pobreza pero que solo puede financiarse con más emisión monetaria con las consecuencias que sufren los millones de pobres. Sin embargo un poco de pragmatismo es indispensable para poder llevar a cabo la urgente reestructuración de la economía argentina.
Los libertarios tienen espacio para avanzar si no hacen cuestiones de principios en temas como Aerolíneas Argentina, cuyo déficit puede ser atacado sin privatizarla porque no han logrado consenso. Pero siempre hay alternativas. La costosísima aerolínea de bandera podría atender las necesidades del transporte interno, prestando algunos servicios que serían irremediablemente deficitarios. Pero es posibles suprimir sus operaciones internacionales que generan pérdidas ocultas en imaginativos balances pero que también deben pagar los que no viajan al exterior.
El Gobierno no ha expuesto un plan para adoptar con eficacia al Estado ninguna filosofía económica ni el plan que se aplique a partir de cualquier concepción, podrá tener éxito cuando no se dispone de especialistas y equipos técnicos capacitados para conducir esa burocracia. Los libertarios parecen renuentes a convocar a quienes no coinciden en letra por letra con ellos, a pesar de no tener ni el mínimo de los equipos necesarios para conducir al Estado.
El pragmatismo es indispensable para llevar a cabo la reestructuración de la economía
En una situación en que no se cuenta con estadísticas u auditorías para verificar la eficacia del gasto, es imprescindible convocar especialistas a los que no puede exigírseles coincidencias absolutas. ¿A cuánto asciende el gasto en salud pública en Argentina? Si se sumara lo destinado a ese rubro por los municipios, las provincias, el estado nacional, las obras sociales, y las prepagas es posible que el total que sorprendiera aún a muchos especialistas, pero habría que separar lo que se destina a administrar los recursos de lo que se invierte realmente en las prestaciones.
En el país con el récord de defaults y de cambios bruscos en los planes económicos es inevitable tener que dar más garantías que Chile, Uruguay o Paraguay a los inversores, no solo a los extranjeros porque también se ha acobardado a los capitales internos. Los discursos ya no sirven porque después de todas las teorías de la necesidad de proteger a las pymes en la Argentina es muy caro crear un puesto de trabajo. Requiere más inversión que los vecinos. Y las leyes y convenios laborales son anteriores a los avances de los últimos 50 años consecuentemente es para ellas imposible competir. La escasa competividad de la industria determina que el Estado deba recaudar impositivamente en exceso causando que el sector agropecuario se desarrolle a casi la mitad de su potencial de acuerdo a numerosos estudio.
La demagogia y un falso progresismo que han imperado en el país ha tenido consecuencias trágicamente ridículas que sumadas a la corrupción han generado una inconcebible pobreza. De un lado de la cordillera el cobre ha sido calificado como el salario de los chilenos. Del otro lado impera la soberanía que deja dormir pacíficamente esa riqueza. Los yacimientos están a la espera ¿de qué?
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE