¿Fútbol libertario?: la polémica serie animada “Blue Lock”, a los cines
Edición Impresa | 15 de Julio de 2024 | 06:13

Para varias generaciones argentinas, la combinación de animación y fútbol tiene un solo nombre: “Supercampeones”, la serie sobre Oliver y Benji que, de hecho, fue una de las primeras historias japonesas en meterse en el mundo del fútbol.
Pero desde entonces, el deporte rey se ha vuelto muy popular en Japón, y hoy, para las nuevas generaciones, la fusión entre la pelota y el animé tiene otro nombre: “Blue Lock”, historieta y serie animada que traerá una película derivada, “Episodio Nagi”, a los cines locales el jueves.
Y “Blue Lock”, de hecho, subvierte profundamente los valores de los “Supercampeones” y de otras historias deportivas que llegan a la pantalla desde Japón: acorde a los tiempos, lejos del valor del colectivo, en esta lucha por la supervivencia la cualidad más importante para triunfar, “evolucionar” y “devorar al otro” (descripciones que hace la propia historia) es el ego.
País de ideas colectivistas y de jerarquías marcadas, “Blue Lock” opina que la debilidad del fútbol japonés, eliminada en octavos de final otra vez en el último Mundial, es su tendencia a conformarse y someter el deseo individual a la autoridad. Para sobreponerse a esa falla genética, un excéntrico genio, Jinpachi Ego, crea un complejo donde convoca a los mejores delanteros juveniles del país a competir: el que sobreviva, lo hará convertido en el mejor del mundo, pero egoísmo; el resto no podrá jugar nunca más al fútbol.
Una “batalla real” donde los jovencitos en edad de escuela secundaria se enfrentan por sobrevivir en diversos retos, como en un reality. La película que llega a los cines cuenta la historia de uno de ellos, Nagi, antes de entrar al complejo, pero la saga la protagoniza Isagi Yoichi, un delantero comunacho pero que a medida que se deshace de sus prejuicios comunitaristas y da paso a su ego comienza a “devorar” las habilidades de sus colegas.
EVOLUCIÓN
La tesis de “Blue Lock” es clara, y resuena particularmente en estos tiempos mileistas en Argentina. Un mundo donde todos sean egoístas y luchen por su propio beneficio, hace “evolucionar” al grupo. Capitalismo voraz contra la idea de grupo, de comunidad, que para Muneyuki Kaneshiro, autor de la obra, hace débiles a los individuos… y al colectivo, por ende. Metáforas de una nueva era: antes, estos “juegos del hambre” eran pensados en la ficción como distopías, mundos voraces y destructivos, en Japón (“Battle Royale”) y en cualquier lado (“Cubo”, “Los Juegos del Hambre”); ahora, mientras el liberalismo económico y la ultraderecha combinan fuerzas en el mundo, el darwinismo social aparece como la clave para la evolución.
Los delanteros “devoran” las habilidades de sus contrincantes para volverse más fuertes. Y eso, dice el autor, es lo que necesita Japón: romper con la mentalidad de rebaño es lo que los llevará a escapar de la “mediocridad” (de nuevo: así, con esas palabras, lo plantea, literalmente, la propia serie).
Lo más interesante, en definitiva, es como en estos nuevos éxitos animados que llegan desde Japón aparece, sin quererlo, el signo de los tiempos. “Blue Lock” se suma a una tendencia creciente en el animé (con obras como “Attack on Titan” o “Gate”) y en el mundo: la esperanza de una nación debilitada de recuperar su fuerza, de dejar de ser humillada, de volver a ser fuerte. “Make Japan great again”. Y lo mismo por acá.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE