De clubes, redes sociales y dudas

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Hace casi 20 años, Germán Spata fue casero (además de profesor) del Club de Ajedrez La Plata, en una época en que “se fue vaciando porque era más fácil jugar por internet. Pasó en todos los clubes. Pero ahora conviven las dos cosas”, dice, sólo que “los clubes se llenaron de personas que descubrieron el ajedrez en los últimos años y los más formados deciden jugar por internet”, porque ahí están los mejores del mundo.

Más allá de estas ventajas, reconoce en lo virtual el “gran inconveniente de las trampas, porque son prácticamente imposible de detectar”.

Días atrás, el Gran Maestro ruso Ian Nepomniachtchi (número 5 del ranking de la FIDE), respondió en X (ex Twitter) un mensaje de Chess.com que anunciaba que Oro había superado los 3.100 puntos: “Seguramente 3.200 la próxima semana y 3.300 en un mes”. Y un emoji con risas.

Otro Gran Maestro ruso, Vladimir Kramnik, se sumó a la conversación digital escribiendo “al menos el ritmo de mejora hace que uno piense que ya es bastante realista este año. Teniendo en cuenta las actuaciones recientes y el nivel de juego, ya es un jugador de más de 2.600 (de ELO). ¡A los 10 años! Nunca se ha visto en la historia, pero probablemente sólo sea el principio”.

Para llegar a ser maestro internacional, Faustino consiguió sus normas en partidas clásicas, frente a frente con sus rivales, con tableros y sin chances de hacer trampa.

Lo que los ajedrecistas rusos ponen en duda, entonces, son sus grandes victorias en línea. Con el revuelo que generó, Kramnik desafió al niño argentino a jugar en Londres.

 

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