VIDEO. El punto sirve para volver a ser Gimnasia
Edición Impresa | 18 de Agosto de 2024 | 02:52

Por FACUNDO ACHÉ
Lo más importante del empate frente a River es que, de a poquito, Gimnasia se va reencontrando con Gimnasia. Al menos, este equipo comienza a tener puntos de contacto con esa sorpresa que significó Marcelo Méndez en los primeros partidos. Quizá con menos presión, pero con más verticalidad, el Lobo recuperó soldados y algo de juego para tratar de dejar atrás la medianía y soñar con otro tipo de objetivos. Por ejemplo, el partido de Copa Argentina del jueves en Lanús.
Ante un River que buscó protagonismo, el equipo de Marcelo Méndez intentó contrarrestar ese predominio en el manejo de la pelota con el juego largo. Sin embargo, a pesar de que el millonario fue apenas superior en los primeros minutos, ni uno ni otro tuvieron precisión con el balón en los pies.
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Desde el crecimiento del uruguayo Martín Fernández en la mitad de la cancha, el equipo albiazul logró un par de transiciones rápidas con remates de David Zalazar y Benjamín Domínguez que no llevaron peligro para el arquero riverplatense Jeremías Ledesma.
Así, el Lobo tuvo una clara con una recuperación de la pelota en el centro del campo, Garayalde alargó para Colazo y al centro pasado -que Rodrigo Castillo alcanzó a peinar- llegó Juan de Dios Pintado, que sacó un derechazo seco que se desvió en Casco y no pasó lejos del ángulo superior izquierdo del Ledesma millonario.
Jeremías Ledesma fue vital para mantener el cero en su arco cuando debió exigirse al máximo para sacar arriba un remate muy bien colocado del uruguayo Martín Fernández. Y enseguida, Benjamín Domínguez con su disparo encontró bien parado al golero visitante.
Los mediocampistas albiazules marcaron el ritmo del juego, porque además del uruguayo Fernández, creció Garayalde como interior y el Pata Castro, con confianza, juega lindo y juega bien. Desde ahí, desde la mitad de la cancha, el Lobo puso imponer sus formas y fue siempre más peligroso que un tibio River.
Para el final quedó la polémica de la tarde con el gol de Benjamín Domínguez. El asistente número 2 Agustín Méndez no dudó en marcar el fuera de juego y el VAR, a cargo de Nicolás Lamolina, después de un par de minutos de consultas ratificó la decisión del campo de juego. A simple vista, un acierto del línea.
Metió mano Gallardo en el inicio del segundo tiempo, con los ingresos de Villagra, Maxi Meza y Mastantuono. El Muñeco buscó más contención en el centro del campo, pero aún así la primera acción de riesgo del complemento fue un cabezazo alto de Leonardo Morales.
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Sin embargo, una combinación de River, que por fin pudo armar una secuencia de pases de derecha a izquierda, terminó con el centro del juvenil Mastantuono que Nacho Fernández no tuvo inconvenientes en definir a un palo de Marcos Ledesma. Un gol fuera de contexto, un baldazo de agua helada en el Bosque. El gol que Nacho no gritó.
No fue el mismo Gimnasia tras el 1 a 0. Perdió convicción, dejó las riendas del juego y ya no llevó peligro al arco rival. Por eso Méndez buscó respuestas en el banco, primero con el ingreso de Matías Abaldo por Zalazar y luego con el regreso -después de mucho tiempo- de Matías Miranda en lugar de Castro.
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Presionó el Lobo, con más empuje que fútbol. Un buscapié desde la derecha fue prácticamente la única acción peligrosa para una defensa visitante que -sin dar seguridad- se las arregló para controlar a Rodrigo Castillo, quien en los últimos minutos estuvo acompañado en el área por Santino Primante.
Y esa búsqueda dio sus frutos, cuando pelearon la pelota por la izquierda Benjamín y Colazo, el 18 mandó el centro y por atrás de todos apareció Rodrigo Castillo, solito y solo, para convertir con un toque de pie derecho el 1 a 1.
Fue justicia. Gimnasia hizo más por ganar el partido y el 0-0 del primer tiempo tenía sabor a poco. El 1-1, al menos, no dejó sensación de vacío en los hinchas, que se ilusionaron con un festejo sobre la hora que no pudo ser. A ambos les quedaban solo balas de fogueo: una de Maxi Meza paralizó a todos en el Bosque, cerca del arco y como contrapartida Benjamín Domínguez y Matías Abaldo eligieron la individual cuando la jugada pedía centro. Nada que reprocharse, igual, en un partido en el que ambos hicieron mucho por llegar a la igualdad.
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