Ningún conflicto de índole gremial debe dirimirse a balazos

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Nuestra Región vivió en estos años, con inocultable angustia, los enfrentamientos con uso de armas de fuego, palos, piedras y a las trompadas entre facciones internas de la UOCRA, en episodios que se registraron en distintos lugares públicos de Ensenada y La Plata, con el saldo de personas muertas, otras muchas seriamente heridas y severos destrozos materiales.

Ahora, lamentablemente, una similar violencia se desató en las últimas jornadas en el Hipódromo platense, en donde un reclamo de los jockeys se enrareció en pocas horas hasta llegarse a un enfrentamiento con uso de armas de fuego, un detenido y la suspensión de las actividades por tiempo indeterminado.

Tal como se informó, la convulsión registrada fue el último capítulo de un conflicto que llevaba algo más de una semana. El martes y jueves pasados se suspendieron las carreras en un escenario que arrastraba el malestar de los jockeys y cuidadores por lo que consideran reclamos salariales y laborales no atendidos por parte de las autoridades.

La lista incluye, la suba de los premios y el pago en tiempo y forma. También, reclaman mejoras de la infraestructura sobre la que corren: arreglos de iluminación, mantenimiento de pistas y el cambio de empalizadas.

Según se detalló, hubo heridos con armas de fuego y otro con arma blanca. Dos recibieron un disparo en una pierna y el tercero un corte con un arma blanca en un glúteo. La Policía informó que por los disparos fue arrestado un hombre de 46 años. En el lugar se venía desarrollando una pelea entre vareadores y el gremio de jockeys. Según el informe policial, alrededor de 40 personas participaron de la pelea que se desarrolló en el sector de jardines de la tribunal oficial.

Los heridos fueron trasladados a los hospitales Rossi y Gutiérrez. Ambas víctimas presentaban lesiones en los muslos izquierdos, aunque se constató que están fuera de peligro. Los oficiales incautaron una pistola calibre 22 marca Bersa y detuvieron a uno de los presuntos autores de los disparos.

Sea como sea, ni siquiera es preciso analizar los presuntos motivos del enfrentamiento y sí, en cambio, marcar como prioritario que no existe ningún malestar de naturaleza gremial ni supuestas posturas de las autoridades en ningún sector que explique y mucho menos justifiquen la decisión de enfrentarse a tiros y de aplicar violencia al que piensa distinto o busca otras finalidades.

Tanto en las áreas gremiales como en las de cualquier otra actividad, hay que entender de una vez por todas que lo que corresponde es apelar a vías pacíficas para dirimir conflictos. En el caso del sindicalismo, entre otros múltiples objetivos, para no convertir a una institución tan objetivamente valiosa como es un gremio en una patota de prepotentes.

A nuestro país le costó mucho recuperar el sistema democrático y ese logro se alcanzó por el esfuerzo compartido de todos los sectores políticos que desplegaron, desde 1983, visibles muestras de comprensión para mantener abiertas en el país la vías de la institucionalidad y las reglas de la Constitución.

Es de esperar también que las autoridades policiales y judiciales le pongan un definitivo freno al accionar de quienes se apartan de las vías legales para dirimir sus conflictos. Y que además esclarezcan estos episodios, para sancionar a los autores de los delitos cometidos. No es a balazos ni a piedrazos como se dirimen los conflictos y es responsabilidad del Estado velar para que ello deje de ocurrir.

 

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