Kicillof tendrá su 17 de Octubre en el km 0 del peronismo y en plena tensión con La Cámpora

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José Picón

jpicon@eldia.com

 

Axel Kicillof reunió en las últimas horas a parte de su mesa chica. Había funcionarios e intendentes, todavía sacudidos por el fuerte mensaje que unos días antes había pronunciado Máximo Kirchner plagado de advertencias y críticas al Gobernador.

Abundaron los análisis respecto de la interna desatada que se vive en el oficialismo bonaerense y surgieron algunos reproches a ministros y funcionarios camporistas que estuvieron en el club Atenas. La queja era casi coincidente: no cayó bien el hecho de que hubieran participado en un acto cuyo principal blanco de críticas fue el Gobernador.

Aún así, cuentan que Kicillof bajó línea y pidió que algunas de sus espadas de lengua filosa, bajaran el tenor de sus dichos para no incentivar más la pelea.

Una cosa no implica la otra: el mandatario bonaerense no se moverá de la idea de fortalecer su figura, nacionalizarla y mostrarse como antagonista del presidente Javier Milei. Eludir la pelea directa con Máximo Kirchner apunta a fortalecer ese perfil. También, una forma de no reconocerle ningún poder delegado de parte de su madre.

Luego de casi dos semanas de disputa a cielo abierto, los interrogantes cruzan el escenario del peronismo. Kicillof deja trascender en reuniones privadas que no va a romper con Cristina Kirchner a quien reconoce como su conductora. El proceso de construcción política propio que encaró busca cimentar sus pretensiones presidenciales y en el corto plazo, influir en el armado de las listas de candidatos para el año que viene. El mandatario pretende sentarse en la mesa de decisiones y compartir la lapicera. “Nos lo ganamos”, argumentan en su entorno.

Para La Cámpora, esos gestos tienen otro peso específico. El sector de Máximo Kirchner los interpreta como un desafío abierto a la conducción de la ex presidenta. De ahí las continuas referencias que el diputado nacional hizo respecto de ese liderazgo en el acto de Atenas.

La disputa asoma con otras aristas. En el kirchnerismo duro no sólo están en la mira los movimientos de Kicillof. También asoman palos y críticas a algunos dirigentes que forman parte del círculo cercano como el ministro de Gobierno, Carlos Bianco, su par de Desarrollo de la Comunidad, Andrés “Cuervo” Larroque y los intendentes Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada). Este último salió con todo hace algunos días a reclamar poder de decisión para Kicillof en el armado de las listas para las legislativas de 2025. Secco es otro de los que reconoce la conducción de Cristina Kirchner, pero que le reprocha a La Cámpora exhibir un apetito voraz para acaparar espacios de poder en los ámbitos legislativos.

Escenario

El ensenadense prepara junto a su par de Berisso, Fabián Cagliardi, otra movida que podría hacer ruido en la interna oficialista bonaerense. El 17 de octubre, en esa fecha tan cara para el ideario peronista, aportarán coreografía y escenario para que Kicillof encabece su propio acto.

Será en Berisso, en el denominado Kilómetro 0 del peronismo. La efeméride recuerda que desde allí partieron en 1945 columnas de obreros para reclamar la libertad de Juan Domingo Perón que estaba detenido en la isla Martín García. Curiosidad al margen: ese territorio insular es uno de los lugares preferidos del Gobernador para descansar.

Luego de la actividad que encabezó en Santa Clara del Mar con funcionarios e intendentes, Kicillof evaluaba que su próxima movida partidaria iba a ser un acto en alguno de los distritos de la Primera sección electoral. La movida de Berisso se coló en medio de esos estudiados desembarcos en los que el kicillofismo en formación busca mostrar musculatura. Acaso, también, sea funcional a la idea de que hay un armado territorial ajeno a La Cámpora que aparece dispuesto a pulsea con Máximo Kirchner.

Kicillof

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