Inexplicable aún la permisividad para cuatriciclos y otros vehículos en las playas

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A poco de iniciada la temporada se presentó otra vez el drama en las playas de Pinamar cuando una joven de 19 años de edad, que aparentemente corría picadas en la zona de médanos, atropelló a un menor de 8 años que presentó heridas en las piernas y dolor abdominal. La víctima fue trasladada a un hospital local donde se descartó que hubiera sufrido heridas graves y le dieron de alta a las 24 horas. Pero el incidente vial no deja de ser grave.

La joven conductora huyó del lugar del accidente, aún cuando a las pocas horas pudo ser detenida. El episodio había ocurrido el sábado pasado en horas de la noche, en la zona conocida como La Frontera, al norte de Pinamar, en donde suelen recalar cuatriciclos, areneros, motos y camionetas 4 x 4 que organizan picadas.

Según se informó, la adolescente tripulaba un UTB (Utílity Task Vehicle) y la secuencia habría sido reportada mediante el Centro de Monitoreo Municipal, desde donde también se envió un equipo médico de emergencia para asistir al nene.

Pero más allá de las características particulares de este caso, debe decirse que sobran los incidentes similares demostrativos de una inexplicable creíble permisividad en lo que concierne al uso en lugar público de cuatriciclos y otros vehículos en lugares tan concurridos por el turismo.

También corresponde señalar que el problema no sólo no es nuevo, sino que tampoco es exclusivo de Pinamar, ya que se vino presentando en casi todos los balnearios atlánticos, sin que se atine a entender cómo es posible que se permita la presencia activa de vehículos de gran porte y peligrosidad en el mismo lugar en que miles de personas buscan esparcimiento.

Hasta hace diez años, inclusive, existía un peligroso vacío legal acerca de las características de los cuatriciclos y de los requisitos exigibles para su manejo, algo que luego se reglamentó pues quedó prohibido que lo condujeran menores de 16 años de edad.

Sin embargo, el problema no se circunscribe al uso de cuatriciclos, ya que existen balnearios muy concurridos en la costa bonaerense cuyas playas se ven invadidas por toda clase de vehículos, como camionetas 4 x 4 o jeep, que además circulan a altas velocidades cerca del mar o en el sector de los médanos.

Se impone, por consiguiente, un análisis integral y profundo de este tema, en busca de reglamentar, y controlar, con mucha precisión el uso de rodados en las playas, precisándose los lugares en los que pueden hacerlo, demarcando con señalización muy precisa y visible esa alternativa, además –claro está- de prohibir a todo trance el manejo de esos vehículos a menores de edad.

Evitar al mínimo los riesgos que pueden causar, fijar las responsabilidades existentes para quienes conducen estos vehículos, así como la de los adultos responsables y la de aquellos que alquilan cuatriciclos o motos, establecer por cuáles lugares pueden circular y definir los resguardos que deben adoptar los conductores (como el uso obligatorio de cascos y pecheras, por caso) parecen ser, entre otros, algunos de los recaudos mínimos que hacen falta para verificar y, en su caso, legalizar el uso de esos rodados en las arenas de la Costa Atlántica.

 

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