El gimnasio de la mente: tres actividades para mantenerse en forma
Edición Impresa | 26 de Enero de 2025 | 07:00

1. Aprender un nuevo idioma: el poder de las palabras
Estudiar una lengua extranjera es como abrir una ventana a un paisaje desconocido. No importa la edad ni si el objetivo es hablar fluidamente o simplemente entender algunas frases: aprender un idioma activa regiones del cerebro vinculadas a la memoria, la atención y la resolución de problemas. Además, mejora la plasticidad cerebral, lo que significa que ayuda al cerebro a adaptarse y reorganizarse frente a los desafíos. Según estudios recientes, las personas bilingües tienen una mayor resistencia al deterioro cognitivo relacionado con la edad. Aplicaciones móviles, cursos en línea o incluso ver series con subtítulos en otro idioma son herramientas accesibles para empezar. Aprender un idioma no solo es un reto intelectual, también es una puerta a nuevas culturas y conexiones humanas
2. Juegos de estrategia y acertijos: el entretenimiento que piensa
El ajedrez, los crucigramas, los sudokus o incluso los clásicos rompecabezas no son simples pasatiempos; son verdaderos gimnasios mentales. Estas actividades requieren planificación, memoria de trabajo y pensamiento lógico, lo que las convierte en excelentes herramientas para mantener la mente activa. El cerebro, al igual que un músculo, necesita desafíos para mantenerse fuerte. Resolver un crucigrama no solo es satisfactorio cuando se llena la última casilla, también es un ejercicio que fortalece las conexiones neuronales y previene el deterioro cognitivo.
3. Tocar un instrumento musical o escuchar música de forma activa: el arte que entrena la mente
La música no solamente deleita los oídos, sino que también activa áreas del cerebro que están relacionadas con la emoción, la memoria y la coordinación. Aprender a tocar un instrumento musical, por ejemplo, es un ejercicio cerebral integral, ya que exige concentración, memoria y habilidades motoras finas. Por otro lado, la escucha activa de música, analizando sus estructuras, letras y matices, también es una forma poderosa de mantener el cerebro en forma. Estudios demuestran que las personas que interactúan con la música, ya sea tocándola o analizándola, tienen una mayor capacidad para concentrarse y gestionar el estrés.
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