Correcaminata: el ejercicio al aire libre, que une generaciones y beneficia al cuerpo

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La correcaminata se ha convertido en una actividad física accesible y eficaz para personas de todas las edades. Este ejercicio, que combina caminatas a diferentes ritmos con intervalos de trote o corrida, no solo es una opción ideal para quienes buscan mantenerse activos, sino también una herramienta efectiva para mejorar la salud cardiovascular, quemar grasas y fortalecer los músculos.

Según explican especialistas en preparación física, la clave del éxito de la correcaminata radica en su versatilidad y en el equilibrio entre esfuerzo y recuperación. “Cuando alternamos entre caminatas rápidas, trotes suaves y momentos de mayor intensidad, no solo activamos diferentes grupos musculares, sino que también entrenamos la resistencia aeróbica y anaeróbica de manera progresiva”, comenta un profesor de educación física. Además, este enfoque ayuda a evitar el agotamiento y reduce el riesgo de lesiones, permitiendo que personas con distintos niveles de experiencia participen de manera segura.

Una rutina para todos

Para quienes están comenzando, se recomienda iniciar con una rutina simple y efectiva. Por ejemplo, caminar a un ritmo moderado durante cinco minutos para calentar el cuerpo, seguido de un minuto de trote suave y otro minuto de caminata. Este ciclo puede repetirse durante 30 minutos, finalizando con una caminata lenta para enfriar los músculos y promover la recuperación.

Con el tiempo y a medida que mejora la capacidad física, es posible incorporar intervalos de mayor intensidad. Una opción es alternar dos minutos de trote con un minuto de caminata durante 20 minutos, seguido de tres minutos de corrida a mayor velocidad y finalmente una caminata de cinco minutos para enfriar. “La idea es desafiar al cuerpo sin llevarlo al límite, aumentando gradualmente la intensidad de los intervalos para mejorar la resistencia”, asegura un kinesiólogo.

El beneficio de las correcaminatas no se limita solo al plano físico. También tiene un impacto positivo en el bienestar emocional. Según especialistas, el ejercicio moderado al aire libre estimula la producción de endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, lo que contribuye a reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo.

Adaptabilidad para cada etapa de la vida

Una de las grandes virtudes de la correcaminata es su adaptabilidad. Los adultos mayores, por ejemplo, pueden priorizar caminatas rápidas con breves intervalos de trote para proteger sus articulaciones. En cambio, los más jóvenes o quienes buscan desafíos más exigentes pueden incorporar piques de alta intensidad seguidos de descansos activos. “Es fundamental escuchar al cuerpo y ajustar la rutina según las necesidades individuales”, advierten los preparadores físicos, quienes también destacan la importancia de realizar un buen calentamiento previo y un enfriamiento posterior para evitar molestias o lesiones.

En este sentido, la correcaminata también fomenta la inclusión y la conexión entre generaciones. Familias enteras pueden compartir esta actividad, adaptando los intervalos a las capacidades de cada integrante. El simple hecho de salir juntos, caminar, trotar y disfrutar del movimiento no solo fortalece el cuerpo, sino también los lazos afectivos.

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